Jóvenes con discapacidad abrieron su primera panadería y ya sueñan con un café literario
Se trata de “Santa Josefina”, la primera cooperativa local integrada por personas con discapacidad y sus familias, que apuesta a la inclusión real, el trabajo digno y la economía social.
En el centro de San Juan, donde el aroma del pan recién horneado se mezcla con el de los sueños cumplidos, seis jóvenes con discapacidad dieron un paso histórico: consiguieron su primer trabajo formal en una panadería que ellos mismos atienden.
El proyecto nació del trabajo conjunto entre la Comisión de Justicia y Paz del Arzobispado, la Universidad Católica de Cuyo y el Ministerio de Familia y Desarrollo Humano provincial. Desde su inauguración hace apenas un mes, el local se convirtió en un faro de posibilidades para quienes muchas veces quedan al margen del mercado laboral.
“No es solo un emprendimiento, es una comunidad organizada para cambiar una realidad”, afirma Cristina Casivar, madre de dos de los jóvenes y secretaria de la cooperativa. Los trabajadores, todos neurodivergentes, se capacitan a diario, atienden al público, hacen entregas a domicilio, y manejan las tareas administrativas, acompañados por profesionales y voluntarios.
El modelo cooperativo fue posible gracias al asesoramiento del INAES, que les brindó apoyo legal y formación en economía social. Incluso las familias se capacitaron en manipulación de alimentos y se involucraron en cada paso del camino.
El espacio físico fue cedido en comodato por la Universidad Católica, y adaptado con la ayuda de decenas de manos solidarias. Hoy allí se venden panificados de proveedores externos, mientras la segunda etapa ya está en marcha: incorporar maquinaria propia para producir. Pero el verdadero sueño va más allá: abrir un café literario atendido íntegramente por jóvenes con discapacidad.
La historia de “Santa Josefina” es mucho más que la apertura de una panadería: es una señal de lo que puede lograrse cuando hay organización, afecto y voluntad política. Un mensaje claro para la sociedad: con oportunidades concretas, la inclusión deja de ser un discurso y se convierte en práctica.
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Fuente: TN (Cecilia Corradetti)
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