“Dormir mal no es solo dormir poco”: Analía Furio y las claves para entender el sueño
La escritora Analía Furio advierte que no alcanza con dormir ocho horas si el descanso es de mala calidad. En "Mal Dormidos", analiza las fases del sueño, la importancia de la serotonina y cómo las noches mal dormidas afectan la vida cotidiana.
En su libro “Mal Dormidos”, la escritora y especialista Analía Furio propone repensar el sueño como un fenómeno complejo que no depende únicamente de la cantidad de horas dormidas, sino fundamentalmente de su calidad. En diálogo con medios, la autora profundizó en los distintos aspectos del descanso y en cómo este influye directamente en nuestra vida diaria.
“La mejor medida de la calidad del sueño es la calidad de la vigilia”, afirma Furio. “Hay personas que duermen ocho horas pero mal dormidas. El sueño no es un bloque uniforme, sino que se compone de diferentes etapas, y es clave atravesarlas correctamente”.
Según explica, el sueño humano se divide en dos grandes fases: el sueño lento y el sueño REM (siglas en inglés de movimientos oculares rápidos). A partir de los tres años, un ser humano reparte su descanso en un 75% de sueño lento y un 25% de fase REM.
El sueño lento es considerado el más reparador: es cuando el cerebro se “desincroniza”, el cuerpo se relaja profundamente y se consolidan funciones esenciales como la memoria y la recuperación física. Por otro lado, el sueño REM, más superficial, está vinculado con los sueños vívidos y emocionales, muchas veces delirantes, en los que se experimentan colores, sensaciones y ensoñaciones intensas. Durante esta etapa, el cuerpo entra en una parálisis temporal casi total.
“En ese momento ocurren fenómenos que muchas personas describen como pesadillas intensas o incluso alucinaciones. Hay quienes sienten presencias en la habitación, escuchan voces o no pueden moverse ni gritar. Son sensaciones muy reales que provocan angustia, y se deben a que el cuerpo está paralizado, aunque la mente esté parcialmente despierta”, señala la autora.
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Furio también advierte sobre los sueños fragmentados, que afectan especialmente a quienes se despiertan en mitad de la noche, generalmente alrededor de las 3 de la madrugada. “No es casual —dice—. El sueño fragmentado puede ser síntoma de un desequilibrio emocional o biológico.”
Además, destaca el papel clave de la serotonina, un neurotransmisor fundamental que regula no solo el estado de ánimo, sino también otras funciones del cuerpo. “La serotonina influye en el control emocional, en la temperatura corporal, el apetito, el deseo sexual. Si ese sistema está alterado, también lo estará nuestro sueño”, explica.
Con un enfoque que combina ciencia, experiencia cotidiana y mirada social, Mal Dormidos propone entender el descanso como un fenómeno multidimensional, atravesado por lo biológico, lo emocional y lo cultural. En tiempos donde el estrés, las pantallas y los ritmos acelerados afectan nuestra calidad de vida, el libro invita a poner el foco en el descanso como una herramienta fundamental para el bienestar.
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