Salud: los hábitos negativos, ¿se pueden convertir en positivos?
En su columna de Radio Mitre, el doctor Daniel López Rossetti explicó que los malos hábitos no se eliminan, sino que se reemplazan con nuevas conductas que reprograman el cerebro.
El doctor Daniel López Rossetti, en su columna de Radio Mitre, explicó cómo se forman los hábitos conductuales y alimentarios que perjudican la salud, y de qué manera es posible programar en la mente nuevos hábitos saludables.
“Mucha gente quiere bajar de peso por control estético, presión arterial o colesterol, y utiliza la típica frase ‘empiezo el lunes’. Pero llega el lunes… y no puede. A la noche, después de cenar o al acostarse, aparece la necesidad de algo dulce, un chocolate, una galletita, y ahí se termina la iniciativa”, señaló.
“También ocurre que, por nervios o ansiedad, la persona consume gran cantidad de ultraprocesados. Eso es un hábito. Y no es solo debilidad: es neurociencia. El hábito tiene un fundamento neurobiológico. No se trata de un ‘se me da la gana’, sino de conductas aprendidas que se repiten automáticamente”, agregó.
Según explicó el especialista, “un hábito se puede dividir en tres etapas: primero la señal o síntoma, luego la rutina que se desarrolla y finalmente la recompensa”. Y detalló: “Si una persona tiene ansiedad, toma un paquete de galletitas y lo come. Eso es la rutina. Lo que el cerebro busca no son las galletitas, sino la dopamina. El circuito de recompensa libera dopamina, y esa es la verdadera recompensa”.
“El hábito está constituido por la señal, la rutina de conducta y la dopamina elevada. Y debemos saber que el cerebro no busca el alimento, busca la dopamina”, subrayó.
¿Se pueden cambiar los hábitos?
“La respuesta es sí, pero no es fácil. El hábito se automatizó. Desde el punto de vista cerebral, lo que se consolida en el lóbulo prefrontal es: ‘tengo ansiedad, voy a comer ultraprocesados’. Entonces, ese hábito eleva la dopamina y calma la ansiedad transitoriamente”, explicó el médico.
“Para cambiarlo, primero hay que tomar conciencia. Del mismo modo que se grabó el hábito, la corteza cerebral puede decidir que esa conducta no sirve, que me hace mal. Aumento de peso, diabetes e hipertensión. Entonces, se puede buscar cambiar la rutina frente a la señal de ansiedad”, añadió.
“Una persona sedentaria puede proponerse que, cuando sienta ansiedad, en lugar de comer ultraprocesados, salir a caminar. Aunque sean unas pocas cuadras. Ahí juega la voluntad. Ese es un acto cortical. Cuando el evento se repite, las neuronas se enlazan y se forma un nuevo circuito neural gracias a la neuroplasticidad”, sostuvo.
Al mismo tiempo, el especialista remarcó que “estudios hablan de 60, 70 u 80 días, dependiendo del caso, para establecer un nuevo hábito”.
En relación al control del peso, López Rossetti explicó: “Cuando una persona comienza a bajar de peso con dieta, aparece la motivación. Pero en el cerebro también actúa el lipostato, un ‘termostato’ que regula la grasa corporal. Para consolidar un nuevo peso, puede ser necesario sostener la dieta durante meses o hasta un año”.
Respecto a la actividad física, señaló: “Las personas que llegan a caminar de manera regular durante cuatro semanas tienen mucha posibilidad de seguir haciéndolo. Una caminata rápida de 30 minutos cinco veces por semana, o 45 minutos día por medio, puede consolidar una estructura neural nueva que reemplace al hábito anterior”.
“Por eso, tantas personas dicen: ‘al principio me costó, pero ahora si no salgo a caminar siento que me falta algo’. El deporte libera dopamina, endorfinas, serotonina y el BDNF, una proteína que favorece la neuroplasticidad y la generación de neuronas”, agregó.
“Un mal hábito no puede destruirse: solo puede ser reemplazado por uno nuevo y mejor”, concluyó el doctor López Rossetti.
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