FibroChau, una asociación civil marplatense "para todas las personas con fibromialgia que no tienen a dónde ir"
Esa fue la invitación de su fundadora, Laura Bertero. En tanto, una de sus integrantes definió que “fue una maravilla para todas, porque uno se siente muy invalidado y no tiene a nadie que te explique o te entienda”.
La asociación civil marplatense FibroChau invita a todas las personas que padecen de fibromialgia a sumarse a los dos encuentros mensuales que realizan en la Asociación Vecinos de Plaza Mitre, ubicada en Bartolomé Mitre al 2451. Cada primer y tercer viernes del mes, de 16 a 19, llevan adelante una reunión y en el medio suman actividades, como clases de yoga y chi kung.
En ese marco, su fundadora Laura Bertero pasó por Radio Mitre Mar del Plata, donde explicó que “la fibromialgia es una enfermedad que tiene que ver con un dolor crónico de más de 3 meses, fatiga y otros síntomas asociados, y que últimamente es diagnosticada con frecuencia”, aunque remarcó que “hasta a los médicos les cuesta entender cómo hoy en día se aborda”.
A su vez, agregó que “los dolores son de tipo neuroplásticos, en donde te duele no solamente el músculo, como puede ser un desgarro o una contractura muy fuerte, sino que se le suman dolores eléctricos, relacionados con el sistema nervioso central, los tendones y los nervios, que están funcionando porque si te hacen una evaluación clínica no sale ningún tipo de rotura ni nada”.
En su caso, la fundadora fue diagnosticada con fibromialgia “hace más de 15 años” y cuando le dieron el pronóstico le dijeron que “es una enfermedad crónica para toda la vida” por la que se tenía que “quedar tirada en una cama”.
Incluso, de acuerdo a su relato, para llegar al diagnóstico tuvo que pasar por incontables estudios y pruebas, que “siempre daban bien”, más allá de que debió dejar de ir a natación por los dolores que le provocaba la enfermedad. “Te hacen estudio de columna y te sale lo normal, nunca una lesión. Por eso es tan difícil la recuperación”, puntualizó.
Sin embargo, durante la pandemia comenzó a estudiar la afección crónica y con su investigación llegó hasta a especialistas de España, de quienes aprendió las terapias de reversión del dolor, lo que ahora aplica con su grupo FibroChau. “No me quise quedar tirada en la cama. Es que, además, si lo hacés te empezás a enfermar de otras cosas, o por la propia medicación que te dan. Ahora vamos a empezar este programa especial aplicado al grupo, que es de Encarna Espunya, porque en realidad el dolor lo tenemos como mal aprendido en el sistema nervioso”, expresó Bertero.
“Entonces, lo que tenemos que trabajar es reaprender a que los estímulos, tanto externos como internos, no nos provoquen ese dolor que te inhabilita. Soy docente también, trabajaba en la Malharro, y los mismos chicos se me acercaron para preguntarme qué me pasaba. Y trataba de disimular, pero es indisimulable. Hay gente que está postrada y no se puede mover”, comentó.
Por otra parte, en cuanto a sus causas, la referente del espacio señaló que se trata de “un desencadenante a partir del estrés, de situaciones muy traumáticas que te llevan a tener, como en algunos casos, un cáncer”.
Y si bien los especialistas aseguran que no existe una cura, manifestó que pudo “revertir todos los síntomas”, al nivel de que en dos semanas viajará a Buenos Aires para participar de un torneo nacional de natación. Este logro, según dijo, lo consiguió “con mucho esfuerzo y constancia”, pero “no es nada de fácil”.
“Sigo haciendo tratamiento y tengo cinco especialistas conmigo. Invertí todo en en mi propia salud y quise hacer un grupo. Tenemos ya una una asociación civil, que es abierta al público, gratuita y solamente se cobra una cuota. Y es abierta para todas las personas que tengan fibromialgia y no tengan a dónde ir”, concluyó.
En paralelo, una de las integrantes del grupo, Adriana, sostuvo que “fue una maravilla para todas, porque uno se siente muy invalidado y no tiene a nadie que te explique o te entienda”, pero “FibroChau es la contención, el poder hablar, el poder decir lo que realmente sentís y que el otro te entienda”.
“Realmente es eso, sumado a las actividades que tenemos. A mí me salvó la actividad física. Camino con bastones, hago natación y pilates. El grupo es importantísimo, porque es la contención y la protección. Cuando te sentís mal, hacés un llamado y cualquiera del está dispuesto a darte una palabra de aliento”, valoró.
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