El Teatro Colón y otra gran obra: fabrican barbijos para combatir la pandemia
El aislamiento social, preventivo y obligatorio en nuestro país provocó la interrupción de casi todas las actividades, incluyendo las artísticas y eventos masivos. Por este motivo, todos los teatros, cines y lugares culturales y artísticos también vieron resentida su programación.
Esta situación, generó en el Teatro más importante del país una inquietud solidaria y creativa para colaborar con la lucha contra el Coronavirus. Integrantes del grupo de voluntarios del Colón producen todos los días cerca de mil barbijos no profesionales que son utilizados para aquellos trabajadores del gobierno porteño que lo requieran.
Se trata del personal de sastrería, principalmente, al que se sumaron voluntarios de las áreas de pintura, escenografía, efectos especiales, utilería y maquinaria escénica.
La acción de estos voluntarios, acompañada por la decisión de las autoridades de la institución, no solo pone en marcha el teatro aprovechando sus capacidades, sino que desarrolla una gran obra digna del Colón.
"Fue una idea fantástica. La realidad es que hay mucho miedo, pero acá estamos protegidas y nos sentimos bien. Nos ayudó psicológicamente, para la mayoría fue un alivio", señaló Ana María quien integra el grupo de voluntarios de sastrería. "Nosotras nos dedicamos a hacer ópera, ballet, y ahora hacer esto... para la gente que sabe coser no es de extrañar", comentó.
La tarea comienza a las 9 de la mañana y se prolonga hasta las 3 de la tarde. Producen dos tipos de tapabocas: un modelo con cinta, compuesto por tres capas de tela de un solo uso, y otro reutilizable de dos capas al que se le puede cambiar el filtro del interior.
La directora del Teatro Colón de Buenos Aires, María Victoria Alcaraz explicó que para acompañar esta iniciativa solidaria se tomó contacto con el Gobierno de la ciudad, se pidieron todas las normas de seguridad a cumplir y los instructivos para aplicarlas. Luego, con el Ministerio de Salud y el Ministerio de Cultura porteños, tomaron nota que lo más necesario eran barbijos no profesionales para todo el sistema de voluntariado que tiene la ciudad.
