Abel Pintos: “Me gustaría seguir haciendo música dentro de 30 años”
El cantautor estará en Mar del Plata para presentar su nuevo disco “Gracias a la vida”. Allí realiza una serie de covers de canciones que lo acompañaron en momentos clave de su vida.
Gracias a la vida. Así se llama el nuevo disco de Abel Pintos, que lo traerá a Mar del Plata del miércoles 23 al sábado 26 para presentarlo en el Teatro Tronador BNA. Gracias a la vida, guiño al cancionero latinoamericano pero también declaración de principios de un artista que ya tiene treinta años de carrera y encuentra en esta etapa un disfrute: editar siete canciones de otros autores, pero no cualquier canción. Canciones que le gustaron, que de alguna manera lo formaron y que le sientan perfecto a su estilo. “El público siempre me cuenta cómo mis canciones los acompañaron en momentos importantes de su vida. Entonces quise contarle al público cuáles eran esas canciones que a mí me acompañaron” dice Abel y cierra el concepto del álbum.
Mar del Plata es “una de las cuatro casas” que el cantautor define como cercanas: obviamente Bahía Blanca, su ciudad natal, Buenos Aires donde se fue a vivir a los 17 años, y Resistencia, donde se casó con Mora, su mujer. Y si bien nunca vivió en Mar del Plata, asegura que pasó muchos momentos importantes en la ciudad, empezando por ser el primer lugar donde se presentó arriba de un escenario, cuando vino a participar de los Torneos Bonaerenses: “Esas cosas me han arraigado a la ciudad de forma mágica para mí”.
En diálogo con El Marplatense, Abel Pintos cuenta que le gustan estos espacios íntimos que se generan en los teatros donde se presenta. El Teatro Tronador y el Teatro Alvear, entonces, serán los lugares donde se podrán disfrutar en vivo las versiones que el artista ha preparado de grandes clásicos del cancionero de la música en castellano: “Los músicos en nuestro ideal siempre lo que buscamos es la expansión, entonces siempre soñamos con tocar en lugares gigantes. Pero luego hay momentos artísticos en los que necesitas más conexión que inmensidad y por eso uno tiende a cada tanto hacer este tipo de espectáculos donde todo es más cercano”.
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Y mientras estas presentaciones se van dando, Abel avanza hacia su próximo disco de canciones nuevas. Según sus cálculos, dentro de dos meses podría estar conociéndose una primera canción de esa tanda. “Algunas serán en solitario y otras serán en colaboraciones”, anticipa.
-¿Cómo llegaste a este disco de covers?
Hace dos años que vengo trabajando en canciones nuevas de mi autoría, que el público está acostumbrado. Pero se me estaba haciendo largo el tiempo sin editar algo. Entonces pensé en hacer un disco conceptual. Y lo pensé primero como intérprete, porque en estos treinta años que voy a celebrar este año, los primeros diez fueron como intérprete, entonces me parecía divertido celebrar volviendo a esa primera etapa. Y luego, ¿qué interpretar? Entonces, pensé en que el público siempre me cuenta a mí cómo mis canciones los acompañaron en momentos importantes de su vida. Entonces quise contarle al público cuáles eran esas canciones que a mí me acompañaron. Y muchas de esas canciones las conocí promediando la adolescencia, empezando los primeros pasos como adulto, finales de los 90, principio de los 2000. Y en ese momento lo que prevalecía era el pop latinoamericano y por eso están estas canciones
-¿La lista era muy larga, cómo se fue depurando?
Iba a haber muchas, íbamos a tener que depurar, entonces nos propusimos con Mateo Rodó, el productor del disco, hacer un ejercicio que fue muy divertido. Teníamos que las canciones tenían que cumplir con tres requisitos: que me hubiesen identificado en un momento importante, por tanto que me gustaran mucho, pero además que sonaran a una canción mía. Es decir, que fueran muy naturales a mí. Entonces, le canté cerca de 40 canciones y él me iba diciendo ‘Me encanta la historia que hay tuya detrás de esto, pero no suena natural a vos, no te la creo’. Okay, vamos con otra.
-Aunque te guste una canción, a veces es una canción que no te queda…
Claro, eso pasó en el filtro, muchas canciones. Hay una canción que a mí me enloquece, que es Volver a amar. Y la verdad es que yo al día de hoy sigo escuchando el demo que grabé con Mateo y claro, no importa si la afino, la desafino o si no es mía la canción. Es claramente un cover. En cambio, Creo en ti de Reik. Yo la escucho y digo, ‘yo podría haber escrito esta canción’. Se lo dije a la autora hace poco, porque tuve la oportunidad de conocer a Mónica y le dije, ‘Siento que se te ocurrió a vos, pero la canción un poco mía es también’.

-Hablabas de esa época, la adolescencia. ¿Es el momento que te marca siempre a la hora del arte que te gusta?
Creo que a todos nos pasa un poco. Hay un estudio que dice que entre no sé qué edad, entre los 14 y los 30, es cuando la música te marca y vos elegís el 80% de la música que vas a escuchar a lo largo de tu vida. Después de tal edad, después de los 30 y pico, va a ser más difícil que conectes con algo y que lo incorpores a ese gusto original. Y creo que tuvo que ver con eso, por eso busqué como en esa etapa. Porque antes de eso la música era más un estímulo. A partir de los 14, 15 me empiezo a involucrar emocionalmente con la música.
-La gente va buscando tus canciones, ¿cómo sentís que este repertorio puede llegar al público?
Creo que lo voy a sentir en vivo, todavía no lo sé. Con las pocas canciones que presenté, hubo una conexión especial. Este disco lo voy a presentar en Buenos Aires, en Mar del Plata y tal vez sume alguna ciudad más, pero no mucho más que eso, no vamos a hacer una gira. Porque es un disco con de corta vida de alguna manera, entre comillas. Porque ya pronto empiezo a presentar música nueva. Pero estoy ansioso de ver qué es lo que le pasa al público con el concepto completo de las canciones.
-Pensaba en la idea de Andrés Calamaro, “El cantante”. Y esto de ser la lengua popular. ¿Te pensás un poco desde ese lugar, de ser una especie de karaoke de la sociedad?
Debe tener que ver con algo generacional, con algo de balance en la vida, porque pusiste un ejemplo que justamente lo tomé como referencia. El cantante fue un disco referencia para este álbum. Yo quería versionar, al mismo tiempo quería aprovechar este disco para hacer una versión más despojada, más minimalista, más conectada con la profundidad de la canción más que con la estética. Porque son canciones que fueron muy mainstream. Entonces, de repente No de Shakira, que fue un megahit. Cuando la cantás con una guitarra nomás y no con todo el decoro de una canción de un hit mainstream, te das cuenta de que es una canción más cerca de Violeta Parra que de la que conocemos. Entonces eso me provocó cuando yo escuché El cantante. Y fíjate que Andrés hace ese disco más o menos a mi edad, a los 40 y pico. Entonces, se ve que hay un momento de la vida en el que todo músico de 40 y pico empieza como una necesidad de conexión más que de lo mainstream. Ahora voy con mis canciones nuevas, ojalá yo vuelva a meter esos grandes hits que metí hace diez años. Por supuesto me generan ilusión. Este álbum lo que me generaba era darme el gusto.
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-“Eres”, “No”… son canciones que llegaron mucho. ¿Qué tipo de responsabilidad te genera como artista recrearlas?
Ninguna, porque justamente las canto entendiendo que son mías y las canto porque siento derechos sobre ellas. No necesito que nadie me acredite (risas).
-¿Las canciones pasan a ser de la gente una vez que salen?
Sin ningún lugar a dudas. Por eso cuando me escucho versionado, me emociono. La gente que me está versionando y que está agarrando una canción mía y la está haciendo a su manera, no tengo nada que decir, tienen todo el derecho sobre mis canciones. Cuando Cristian Castro grabó La llave fue un momentazo para mí. Fue como que me costó bastante creerlo. Lo tuve que ver varias veces el concierto para decir, ‘Pa, cantó una canción mía’.
-Debe ser muy fuerte para un cantautor que lo versionen.
Muy fuerte. Es un tipo al que admiro mucho. Entonces, cuando eso sucedió fue para mí como llegar a las grandes ligas como autor.
-Hablás de la edición del próximo disco con canciones nuevas. Hoy, ¿cómo está la industria en el sentido de sacar canciones nuevas, de sacar un disco?
Una cosa es lo que las plataformas hoy te ofrecen como opción de cómo consumir la músicas. Pero otra cosa es cómo cada quién decide consumir música. ¿Qué quiero decir con esto? El público que me consume a mí en plataformas consume los discos enteros. Entonces, ya no compra el disco porque no está el disco, no se hace casi. Por decisiones de la industria de costos y un montón de cosas, porque también hoy ir a comprar un disco no cuesta más 150 pesos. Entonces eso es una decisión del mercado. Ahora, mi público o el público que me acompaña a mí, ¿qué decide? Escuchar el disco entero en digital, pero el disco entero, de la primera a la última canción. Entonces, para mí sigue siendo igual el trabajo. Yo sigo pensando en discos. Ahora, a partir del año que viene empiezo a ocupar más tiempo en el exterior que en Argentina porque me lo debo, me debo ir a otros países donde mi música llegó y dedicarle el mismo tiempo que dediqué en Argentina por los próximos 20 años. Me sirve hoy a mí estratégicamente esto de presentar de a canciones y trabajar canciones más que presentar un conjunto entero. Pero bueno, al final, ¿qué quiero decir con esto? Que los artistas de mi generación y hacia atrás hoy podemos usar todas las herramientas. Podemos seguir grabando discos completos, podemos sacar canciones, podemos hacer colaboraciones. A lo mejor por ahí los músicos de las nuevas generaciones están más limitados en ese sentido. Como que crecieron en un mundo de canciones sueltas, de colaboraciones, entonces les cuesta más hacer discos completos porque a su público le va a costar más comprenderlo como concepto. Simplemente una cuestión de costumbre y de consumo.
-¿Te parece mejor esta estructura de pensar un disco o te parece tan válido esto de sacar un tema cada seis meses o un año?
No me resulta extraño porque yo soy parte de una generación con un pie en lo analógico y un pie en lo digital, digamos, ¿no? Es decir, yo compraba discos y cuando todavía compraba discos ya se podía escuchar música en los celulares, entonces no lo veo ni bien ni mal. Lo veo, es lo que hay.
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.¿Seguís comprando música en formato físico?
Sí. Pero ahora me incliné al vinilo, digamos. Es decir, los CD’s no escucho básicamente porque en el auto ya no hay, no llevo el discman para todos lados. Entonces, ahora consumo vinilos porque es el tiempo. El vinilo te obliga a la cosa manual, a sentarte y escucharlo. Así lo hago.
-Pensando en el Abel de los 90, cuando empezaste con la música, te convertiste en el artista que pensabas, en uno mucho más importante del que pensabas…
La verdad que no, nunca pensé en qué tipo de artista me quería convertir. Lo más cerca que estuve de eso de ponerme un objetivo fue durante mi primera gira con León Gieco que yo miraba al público y decía, ‘Este tipo lo vienen a ver personas de 80 años, de 50, de 20 y de 10’. ¿Cómo es eso? Pensaba yo. Y lo vienen a ver los gauchos y los fans. ¿Cómo hace? Y gracias a Dios me tocó poder construirlo de una manera u otra. Pero todo lo demás fue el producto de lo que fui buscando conforme a lo que fui necesitando hacer. No fue parte de un ideal. No hubo un plan. No sé qué clase de músico me gustaría terminar siendo dentro de 30 años. Lo que sé es que me gustaría dentro de 30 años seguir haciendo música. En los formatos que sean, que existan dentro de los que existan y en las maneras.
-¿Gieco es como tu espejo de artista?
No necesariamente. Lo admiro mucho y me parece que tuvo una carrera muy respetada. No, son referencias, un gran referente como lo sigue siendo Gustavo Cerati, como Mercedes, el propio Andrés Calamaro. Pero la verdad es que de la misma manera que nunca idealicé mi futuro en la música, tampoco idealicé a ningún músico.
-Y en estos tiempos tan tensos de discursos ¿cómo es mantenerse en una línea donde no te arrastra ninguna bola de virulencia?
Eso tiene que ver más con mi personalidad que con buscar cómo convivir con ello. En general y principalmente en la intimidad, no soy un tipo que opine mucho, ni la verdad es que tampoco me ocupa tanto tiempo la opinión en general. Me gusta más enfocarme en las cosas que me interesan y sobre las cosas que me interesan me gusta más pensar qué puedo hacer al respecto. Ni siquiera me interesa tanto opinar al respecto de las cosas que me interesan.
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