Un proyecto científico busca rescatar la autenticidad del vino argentino
La idea surge a partir de la caída del consumo interno y la homogenización de los sabores que amenazan al Malbec. Un laboratorio móvil recorrerá las bodegas del país.
El sector vitivinícola argentino enfrenta una encrucijada: mientras el Malbec se consolida como emblema internacional, la caída del consumo interno, la presión impositiva y la homogeneización de los sabores amenazan su crecimiento. En este contexto, surge un proyecto científico pionero que busca rescatar la autenticidad del vino nacional a través del estudio de las levaduras nativas.
La iniciativa está liderada por el microbiólogo argentino Germán Gonzalez Riachi, creador de Ciencia del Vino, y propone por primera vez en el país un estudio a escala nacional para mapear la diversidad microbiológica y su impacto en el terroir. El corazón del proyecto es un laboratorio móvil de última generación que recorrerá las principales regiones productoras, trabajando en colaboración directa con las bodegas.
El objetivo es aislar, identificar y caracterizar los microorganismos presentes de forma natural en cada viñedo y bodega. Estas levaduras nativas, consideradas la “firma microbiológica” del terroir, aportan identidad sensorial única frente a las levaduras comerciales, que tienden a uniformar los perfiles aromáticos y gustativos.
“Las levaduras nativas son el resultado de un fascinante proceso de selección natural. Cada viñedo y bodega alberga su propia comunidad microbiana única, una suerte de huella digital invisible moldeada por el clima, el suelo, las variedades de uva y la historia del lugar”, explica Germán.
El laboratorio móvil aplicará protocolos de muestreo y selección en cada bodega participante. Se tomarán muestras de uvas, suelo, instalaciones y ambiente para construir un perfil microbiológico completo. Las cepas seleccionadas serán sometidas a pruebas de resistencia al alcohol, producción de aromas y microvinificaciones, con el fin de evaluar su potencial enológico. Aquellas con mayor desempeño serán criopreservadas, conformando un banco de levaduras propio para cada bodega.
“Este enfoque ofrece ventajas competitivas: permite diferenciarse de la competencia, brinda mayor control sobre la fermentación y agrega valor al vino al comunicar la historia detrás de su terroir”, agrega Germán.
La participación en este estudio representa una oportunidad para que las bodegas accedan a tecnología de punta y se conviertan en protagonistas de una investigación que busca profundizar el conocimiento del terroir argentino. El proyecto invita a sumarse como centros asociados y contribuir al mapeo nacional del microbioma vitivinícola, fortaleciendo la identidad del vino argentino frente a la estandarización global.

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