Roberto Cambaré y la historia marplatense de su célebre zamba "Angélica"
Hoy se cumple un nuevo aniversario del fallecimiento del músico y compositor Roberto Cambaré, autor, entre otras piezas de nuestro folklore, de “Angélica”, la cual compuso en la ciudad de Mar del Plata.
Por Marcelo Gobello
La zamba “Angélica”, una de las composiciones más queridas del folklore argentino, nació en 1961, en la ciudad de Mar del Plata, donde su autor, Roberto Cambaré, halló la inspiración definitiva para convertir un recuerdo en canción.
El autor–cuyo verdadero nombre era Vicente Cambareri– había nacido el 16 de agosto de 1925 en Balcarce y falleció en Mar del Plata el 16 de octubre de 2021. Además de autor y compositor fue guitarrista y adoptó su seudónimo por consejo de Horacio Guarany, a quién acompañó con la guitarra al iniciar su carrera profesional en 1959.
Además de la inmortal zamba Cambaré compuso Como se achica la vida (con Horacio Guarany), Contando estrellas (con Víctor Abel Giménez), Cuento de amor (con Pedro Belisario Pérez), Del algarrobo al ombú, Desde tu nombre, El eco de mi tierra (con María Morena), Huella de recuerdo (con Norberto Albornos), Juan Poeta, La luna y el sol (con Oscar Valles), La noche te lloró, La rosa y la espina, Los celos de mi guitarra, Mi lenta soledad (con María Morena). Mi luna cordobesa, Ña Raquel, Paisaje sureño, Provinciania, Tumba del Indio (con Roberto Albornoz), Y que si ya te vas, y Zamba amanecida, entre otras. El escenario del Anfiteatro “Saverio Bonazza”, en Balcarce lleva el nombre de Roberto Cambaré a modo de homenaje. En 1979 escribió su autobiografía, titulada “Cholito y Yo”.
En 1961 Cambaré vivía en una casita que él mismo había levantado en el paraje El Gaucho, cerca del tradicional monumento que da nombre al lugar. Allí, entre el silencio de la costa y el perfume de los rosales que cultivaba en su jardín, surgió la melodía y la letra de una obra que marcaría su vida artística y el repertorio popular argentino.
La inspiración de “Angélica” provenía de un romance fugaz vivido tiempo antes en Salsipuedes, Córdoba. “Nos entendíamos más con la mirada que con las palabras”, recordaría el músico años más tarde. Aquel amor breve, lleno de ternura y melancolía, quedó grabado en su memoria y encontró su forma definitiva frente al mar. “Fue una zamba que me salió de un tirón —contaba Cambaré—. No suelo componer así; normalmente reviso mucho mis letras y melodías, pero ésta nació entera, una tarde, sin pensarlo”. Así, entre la brisa atlántica y la nostalgia serrana de su recuerdo, Roberto Cambaré unió dos geografías —Córdoba y Mar del Plata— en una zamba inmortal.
“Angélica” no solo evoca un amor, sino también el espíritu creador de un artista que, desde la costa Marplatense, dio al folklore una de sus joyas más perdurables.
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