La mejor sonrisa de Marilyn Monroe
Que no fue para una película de Hollywood ni para una revista de Glamour.
Por Marcelo Gobello
En un conmovedor despliegue de calidez y humanidad, la estrella de cine Marilyn Monroe protaganizó un emotivo hecho durante su gira por el Lejano Oriente con una visita inolvidable a los soldados heridos en un hospital del ejército estadounidense en Japón en febrero de 1954.
La gira, realizada de manera voluntaria y a menudo bajo condiciones climáticas adversas, fue diseñada para levantar el ánimo de más de 100,000 tropas estadounidenses destacadas en Corea y Japón. Sin embargo, fue un simple gesto capturado en un hospital lo que resonó más profundamente.
Durante su recorrido por las salas de recuperación, la Srta. Monroe se detuvo junto a la camilla de un soldado postrado que no podía incorporarse debido a una fuerte lesión en su columna vertebral que lo mantenía cabeza abajo en su camilla. Al percatarse de la situación y ante el repentino silencio que se produjo en el lugar, Marilyn se acercó resuelta a la camilla. Lejos de la distancia que a menudo impone la fama, la estrella no se limitó a brindarle unas palabras de aliento sino que se inclinó profundamente y se agachó para mirarle directamente a los ojos y regalarle su emocionada e icónica sonrisa.
Un fotógrafo del ejercito capturó el momento exacto en que el rostro sonriente de Monroe se acercó al nivel del herido, ofreciéndole un saludo personal y tranquilizador, que (según contara Marilyn posteriormente) iluminó el rostro del soldado.
"Fue el momento más emotivo de todo el viaje," comentó un oficial de prensa. "Ella no solo estaba actuando; realmente se preocupaba. Para esos hombres, ella era más que una estrella de cine; era un recordatorio de la casa, de la belleza y de lo que estaban luchando por proteger."
Aunque Marilyn había realizado 10 actuaciones de su revista musical ante multitudes extasiadas, sufriendo incluso un resfriado y condiciones de congelación en Corea, fue en el silencio del hospital donde su impacto fue más profundo.
El gesto, que rápidamente se convirtió en una fotografía icónica de la época, subraya la conexión genuina que la actriz estableció con los militares, demostrando que detrás del glamour de Hollywood había una mujer con una profunda sensibilidad.
Esta gira fue descrita por la propia Monroe como "la mejor cosa que me ha pasado en la vida", destacando la oleada de energía y propósito que sintió al ver la reacción abrumadora y positiva de los soldados.

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