“Encerar, pulir”, la frase que instaló a “Karate kid” en el imaginario popular
Es lo que le dice el Sr. Miyagi para enseñarle artes marciales a Daniel LaRusso en la popular película de 1984 de la que ahora se estrenó una nueva secuela: “Karate kid leyendas”.
No sabemos bien qué convierte a una película en clásico, tal vez sea su éxito en la taquilla, su éxito en los premios o una consideración general sobre su relevancia. Aunque creo que una forma más rápida de descubrir el peso que tiene una película en el imaginario popular es a través de cuánto ha calado en la gente una frase, incluso al nivel de funcionar por encima de la propia película y llegar a la boca de gente que ni siquiera sabe de su existencia. El cine del Siglo XX ha sido pródigo en frases populares: desde “Es el comienzo de una hermosa amistad”, pasando por “Que la fuerza te acompañe”, o la cínica “Voy a hacerle una oferta que no podrá rechazar”, ni qué decir de “Al infinito y más allá”, la patética “Amar es nunca tener que pedir perdón” o la sintética “Rosebud”. Hasta el cine nacional coló algunas en nuestro imaginario como “Tres empanadas” o “La puta que vale la pena estar vivo”. En ese lugar, por supuesto, se inscribe “Encerar, pulir”.
“Encerar, pulir” es una de las tantas enseñanzas que el Sr. Miyagi le da a Daniel en Karate kid, ese clásico del cine deportivo y juvenil de 1984, del que ahora se estrena una nueva secuela: Karate kid leyendas. Aquel film fue dirigido por un entendido en la materia, como John G. Avildsen, quien había dirigido anteriormente un relato de similares características, sobre el deporte como oportunidad personal, no sé si la conocen… una tal Rocky. Karate kid fue un gran éxito y catapultó a la fama a Ralph Macchio y William Zabka, dos intérpretes de mediano talento que nunca pudieron salir de esos personajes, y le dio la posibilidad a Pat Morita de tener uno de esos personajes que quedan en la historia.
Karate kid fue un éxito inesperado, con un presupuesto estimado de no más de 8.000.000 de dólares recaudó sólo en EE.UU. la friolera de 90.815.558 y una cifra similar en mercados extranjeros. Y podemos decir que 1984 no era un año sencillo para una película modesta como esta: quedó quinta en la taquilla anual, detrás de títulos que tal vez hayan visto como Indiana Jones y el templo de la perdición, Un detective suelto en Hollywood, Los cazafantasmas y Gremlins. Sólo decir que en el noveno puesto aparece por ejemplo Terminator. Además, Karate kid fue el VHS más vendido en 1985 y volcó a los chicos a aprender artes marciales.
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Obviamente que el éxito llevó a que hubiera secuelas: una en 1986 (sexta entre las más vistas), otra en 1989 (un fracaso) y una cuarta final en 1994 (más fracaso). En 2010 hubo un extraño reboot con Jaden Smith y Jackie Chan, aunque todo terminaría de explotar en 2018 con una humilde serie llamada Cobra kai, que se estrenó por el desaparecido streaming de YouTube y se hizo sumamente popular cuando Netflix (cuándo no) la llevó a su catálogo donde produciría varias temporadas. La serie fue una idea que de alguna manera surgió desde la ficción, en la gran sitcom How I met your mother donde Barney Stinson (personaje creado por Neil Patrick Harris) demuestra no haber entendido Karate kid y estar convencido de que en verdad el personaje bueno era Johnny Lawrence. Si bien los creadores de Cobra kai nunca lo aceptaron, es indudable que ese fue el germen para construir una serie centrada en los padecimientos del pobre Johnny.
Pero hablábamos de “encerar, pulir”, con la que Miyagi instruye a Daniel en una de sus tantas maniobras en las que le enseña karate a partir de acciones mundanas. Obviamente que la frase es un clásico entre los que vieron la versión doblada al castellano, que es una traducción no muy literal de la original “wax on, wax off”. Digamos que “cera adentro, cera afuera” no tendría el mismo impacto y hasta se acercaría al “cama arriba, cama abajo” de Homero en Los Simpson. Y también que si en vez de ver la versión doblada para Latinoamérica se mirara la versión doblada para España, el “dar cera, pulir cera” tampoco sería tan motivante.
La instalación de la frase en el imaginario popular es muy importante, y hasta funciona por encima de la película. Incluso se da el gesto divertido de que quien la pronuncia hace el gesto circular enseñado por Miyagi con el “encerar, pulir”. La trascendencia de la frase y de la acción enseñada por el personaje es tal, que hasta hubo algunas discusiones conceptuales provenientes de personas que se dedican al trabajo de lavar autos respecto de que técnicamente el “encerar, pulir” no es correcto y lo ideal sería que el personaje dijera “encerar, dar brillo”. Bueno, que en foros de Internet se discute cualquier cosa.
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La frase fue creada por el guionista Robert Mark Kamen, quien basó la película en algunas vivencias personales. En 1964 fue atacado por una pandilla, por lo que se decidió a aprender karate. Y si bien en una primera instancia fue entrenado por un instructor de estilo militar, luego buscó a alguien que tuviera una conexión más espiritual con la materia. Ahí llegó a un maestro cuyo mentor era el célebre Chojun Miyagi. De esos antagonismos entre profesores surgen los antagonistas del film, el Sr. Miyagi y John Kreese.
Por su parte, el personaje de Daniel LaRusso fue una idea del productor Jerry Weintraub, quien vio en la televisión la historia de un joven que había sido acosado por no saber defenderse y que finalmente se convirtió en un especialista en las artes marciales.
Sin embargo la anécdota más pintoresca que aparece en el universo Karate kid lo tiene como protagonista al gran Clint Eastwood. Parece que uno de sus hijos, Kyle Eastwood, audicionó para interpretar a Daniel, el protagonista. Sin embargo, como saben, fue rechazado. Columbia, la compañía cinematográfica, era por entonces propiedad de Coca-Cola. Así que el bueno de Clint, un poco rencoroso, terminó prohibiendo en el set de sus películas todos los productos de la empresa fabricante de la bebida más popular del mundo. Tal vez a Eastwood le hubiera venido bien aprender alguna técnica espiritual del Sr. Miyagi.
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