“Con el tiempo empecé a valorar cosas relacionadas con el código de la seducción”
El actor Damián De Santo protagoniza “Una clase especial”, obra que se presentará este viernes en el Teatro Roxy y en la que interpreta a un hombre abandonado que intenta buscar pareja.
Damián De Santo y Martín Seefeld llegarán este viernes a la ciudad para presentarse con la obra Una clase especial, en el Teatro Roxy (San Luis 1750). En esta comedia, un hombre introvertido, fuera de época, que acaba de ser abandonado por su esposa después de muchos años de matrimonio, toma clases con un maestro de seducción para intentar volver al ruedo. Una obra que para De Santo “te pega un palazo importante”.
Una clase especial plantea temas relacionados con los vínculos y cómo el pasado es visto desde el presente con ojos críticos. “Yo opinaba lo mismo de mis viejos o mis abuelos, y con el tiempo empecé a valorar cosas relacionadas con el código de la seducción. Me parece, por ejemplo, que los lentos no tendrían que haber desaparecido. La previa, el conocerse, el perfume, sentarse a comer, mirarse a los ojos. Yo veo cómo alguien come, cómo baila, y ya sé cómo me va a ir en la intimidad. Son datos infalibles”, comentó el actor.
En diálogo con Los datos del día, por Radio Mitre Mar del Plata, De Santo señaló que precisamente la obra “tiene que ver con eso, con lo políticamente incorrecto que somos al hablar de las mujeres, cómo ellas también lo son cuando hablan de nosotros en la intimidad. Las primeras que se ríen con la comedia son las mujeres. Es increíble. Cuando ellas dan el okey, el varón también se empieza a reír, porque tenemos un poco de miedo de si nos reímos de algo que no gusta”.

Y sobre estos temas que habla la obra, de hombres y de mujeres, de las relaciones y sus vínculos, pero también del paso del tiempo, para el actor la obra “te pega un palazo importante, y durante todo el mes vas a hablar no sólo de la obra, sino de lo que sucede con estos dos tipos”.
Para De Santo en el presente se analizan las relaciones desde un lugar matemático. “Es lo contrario a lo natural -confió-. Lo natural es encontrarse, ver si tenés piel. No es que si te gusta el mar, vas a andar bien con alguien a quien también le gusta, porque por ahí a vos te gusta altamar y a ella la costa. Ya ahí tenemos una diferencia. No hay nada mejor que encontrarse. La obra va llevándote a descubrir de qué manera podés conocer a alguien, a esta edad o siendo de 20 también”.
Con una gran trayectoria, el actor repite una frase de Kung Fu Panda para definir un poco el paso del tiempo: “Vas a encontrar el destino el día que agarres el camino para tratar de evitarlo”. Y comentó que esa experiencia le sirvió para recuperar esta obra que le había llegado hace mucho tiempo y a la que recién ahora le prestó atención: “En una mudanza la encontré y dije: ‘Esta es la obra que quiero hacer ahora, la que quiero llevar al interior del interior’. No la quiero poner en avenida Corrientes, porque hay 130 obras de teatro. Somos dos actores con entre 30 y 37 años de profesión. La obra es perfecta para los dos en este momento”.
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“Me encanta salir de gira, llevar cosas buenas. Esta obra me encendió, me activó. Al director y a los productores también les gustó, y nos asociamos para esto. Es un momento particular: tengo mis hijos grandes, me encanta viajar, algo que no podía hacer antes, y hacer estas funciones es redondito. Además, con Martín, que es mi amigo hace más de 30 años. Nunca hicimos teatro juntos. Ahora disfrutamos un montón arriba y abajo del escenario con la gente”, agregó.
De Santo comentó que no era bueno en la escuela, que no le iba bien en matemáticas, ni en lengua. Pero que una maestra lo llevó finalmente a actividades vinculadas con lo artístico y ahí comenzó todo: “La maestra de música me sacaba de esas clases para que no sufriera y me llevaba a tocar la flauta, la pandereta, y armaba obras de teatro para despedir a los chicos de séptimo, que yo protagonizaba. Fue la única vez que mis profesoras de matemática y lengua se emocionaron, cuando me vieron actuar. Me parecía un lugar cómodo, la letra me aparecía, fluía. No me angustiaba en el escenario, al contrario".
"Creo que uno viene con algo. De chiquito me aparecían situaciones similares a la actuación donde me sentía muy bien, muy feliz”, concluyó.
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