A poco de cumplirse dos años de la desaparición y posterior muerte de la adolescente Iara Nardelli, su familia sigue esperando la reapertura de la causa y anhela la búsqueda de justicia. La causa está archivada desde el 26 de diciembre del año pasado y según comentó Mariela Quintanilla, la madre, “no se sabe nada. Estamos como en un primer momento porque no se investigó la causa y se archivó ya en dos ocasiones”.

La desaparición de Iara ocurrió el 30 de junio de 2023, la joven tenía 16 años. Sobre lo que ocurrió posteriormente, Quintanilla recuerda que “se hizo una prueba de ADN en Junín donde da que 71 millón de veces podría tratarse de mi hija”. Sin embargo, resaltó que tiene “dudas” sobre “ese resultado” porque “la fiscal en un primer momento dice que mi hija se suicidó, se la comieron los perros, después ese ADN que está dudoso”.

La versión de la fiscal es que Iara se suicidó y su cuerpo fue comido por una jauría. Pero la madre negó esa posibilidad: “No hay casos así, de hecho el estudio que se hizo de ADN en Junín da una data de muerte entre el 6 y el 7 de julio. Es decir que en menos días se suicida, como dice la fiscal, se la come una jauría y en cuatro días queda un cráneo, una mandíbula y una tibia. Poco creíble”.

En diálogo con Los datos del día, por Radio Mitre Mar del Plata, Quintanilla contó que su hipótesis que es Iara “cayó en una red de trata; eso lo tengo pero seguro”. Y cuestionó a la Justicia: “Se agarraron del suicidio porque mi hija había tenido un antecedente que había tenido un intento de suicidio. Entonces se agarraron de ahí, plantaron una escena donde supuestamente había escrito una carta de despedida, que eso es totalmente mentira porque una perito en caligrafía dijo que eran escritos, un cuaderno que mi hija siempre llevaba a todos lados, una especie de diario. Pero no son cartas de despedida”.

Sobre aquellos días previos a su desaparición, la madre contó que Iara había estado con ella un fin de semana largo, que la fue a visitar. “Realmente noté que era otra Iara, no era esa Iara que no tenía ganas de vivir, que no tenía proyecto en la vida. Ella me contaba que estaba haciendo un curso de peluquería y que este verano quería sí o sí trabajar, quería sentirse útil. Tenía ganas de hacer algo, porque siempre decía que estaba aburrida si no hacía nada”, narró.

Quintanilla está a la espera de un abogado que vendrá de Capital Federal y, mientras, ocupó un equipo de peritos, que en un primer informe pusieron como carátula “muerte violenta”. En ese sentido, la mujer señaló que “sea o no sean esos restos óseos de mi hija, en base a la carátula, en base a la causa que ya la leyeron y la están estudiando, es una muerte violenta, no es suicidio como dice la fiscal”.

En cuanto a los pasos que quedan de acá para adelante, la madre de Iara espera que su abogado se presente y se reabra la causa. “Me gustaría que se haga una nueva prueba de ADN y las pericias pertinentes para desbaratar la hipótesis de la fiscal, porque si supuestamente se la comieron los perros, tendría que encontrarse rasgo de salivas, lo que lleva el daño del perro”, explicó.

Quintanilla aseguró además que ya recorrió dos veces la zona donde se encontraron los restos, una vez durante un rastrillaje junto a unas amigas de su hija para comprobar si el lugar era tan descampado, pero se encontró con casas “por todos lados”. Además recordó que aquel día un niño había sido atacado por una jauría, pero no había llegado a sufrir el tipo de ataque que señala la fiscal Salas como principal hipótesis.

Sobre su hija, Quintanilla destacó que “era una nena dulce, tierna, muy cariñosa, con muchas ganas de salir adelante” y con una curiosidad: “Quería estudiar criminalística. Todos los días tenía la costumbre a las 13:00, se hacía un jugo de naranja exprimido y miraba programas de crímenes sin resolver. Ella decía que quería estudiar criminalística, y de hecho estaba viendo qué poder estudiar antes para poder solventar esa carrera porque ya había averiguado incluso las materias, los años”.

En ese sentido, Quintanilla aseguró que Iara “siempre fue una persona muy justiciera. Por eso decía que quería estudiar criminalística para resolver esos crímenes que nunca encuentran una verdad”.