“Bohemian Rhapsody”: la obra maestra que aún desafía a Queen medio siglo después
A 50 años de su lanzamiento, la canción más icónica de Queen sigue siendo un desafío técnico y emocional incluso para sus propios creadores. Un himno de libertad artística que redefinió el rock y la noción misma de lo que puede ser una canción.
Por Marcelo Gobello
Cuando “Bohemian Rhapsody” vio la luz en octubre de 1975, nadie entendía del todo qué había hecho Queen. No tenía estribillo, duraba seis minutos y pasaba de una balada al hard rock y la ópera sin pedir permiso. Pero lo imposible se convirtió en historia: fue número uno durante nueve semanas en el Reino Unido y se transformó en el himno más ambicioso del siglo XX.
Brian May lo resumió mejor que nadie: “No hay forma de tocarla en piloto automático. Si me distraigo, me descarrilo”. Medio siglo después, Bohemian Rhapsody sigue siendo un reto incluso para él.
Freddie Mercury concibió la idea a comienzos de los setenta, soñando con una “ópera rock” donde las voces y los estilos se mezclaran como en una tragedia teatral. El título original era “Mongolian Rhapsody”, pero pronto quedó en el camino. Lo que sobrevivió fue la ambición y una letra cargada de culpa, humor y dramatismo.
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Freddie Mercury en los Rockfield Studios, Monmouth (Gales), durante la grabación de "Bohemian Rhapsody" en agosto de 1975.
Entre agosto y septiembre de 1975, el grupo pasó tres semanas grabando solo las voces. Mercury, May y Roger Taylor apilaron cientos de armonías hasta lograr ese coro imposible. No hubo orquesta ni sintetizadores: todo fue creado con guitarras, piano y voces. Las cintas casi se transparentaban del uso.
El solo de guitarra de May —grabado en una sola toma— sirvió de puente entre la balada y la sección operística. EMI no quería editarla como single, pero la difusión radial la convirtió en un fenómeno.
Hoy, May admite que aún le cuesta tocarla en vivo. “Es el riff más antinatural posible. Basta una distracción y todo se desarma”, confesó tras una reciente actuación en Londres.
La dificultad, dice, no está solo en la técnica, sino en el peso simbólico: Bohemian Rhapsody carga medio siglo de historia y emoción colectiva.
El videoclip dirigido por Bruce Gowers, con los rostros iluminados y multiplicados, fue otro hito: el primer video artístico de la era del rock.
Hoy, Bohemian Rhapsody no envejece. Su mezcla de ópera, rock y tragedia sigue desafiando incluso a quienes la crearon.

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