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    Astor Piazzolla en Central Park: la tarde en que Nueva York se rindió al Tango

    En el Dia de la Música recordamos el evento que hizo que el más trascendente músico marplatense conquistara New York.

    22 de noviembre de 2025 - 13:00
    Astor Piazzolla en Central Park: la tarde en que Nueva York se rindió al Tango
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    Por Marcelo Gobello

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    Por momentos, el Naumburg Bandshell de Central Park parece un escenario hecho a medida para la música de Astor Piazzolla. Abierto, vibrante, con ese eco metálico que devuelve cada frase como si también quisiera improvisar. Allí, el 6 de septiembre de 1987, Piazzolla ofreció uno de los conciertos más recordados de su carrera en los Estados Unidos: un encuentro perfecto entre la potencia del Nuevo Tango y una ciudad que lo reconocía, al fin, como el artista mayor que era.

    Aunque ya había tocado en Nueva York numerosas veces desde los años cincuenta, esta presentación tuvo algo distinto: la química imbatible del Quinteto, acaso la formación más emblemática de su trayectoria, en un espacio público gratuito que permitió que miles de curiosos, turistas, melómanos y tangueros neoyorquinos compartieran una experiencia histórica sin previo aviso. No era un show más: era Piazzolla tocando “en la calle” de la ciudad donde había nacido.

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    La formación reunía al dream team del Nuevo Tango: Astor Piazzolla (bandoneón), Pablo Ziegler (piano), Fernando Suárez Paz (violín), Horacio Malvicino (guitarra eléctrica) y Héctor Console (contrabajo).


    Era un quinteto aceitado, preciso, feroz cuando debía serlo y poético cuando la partitura lo pedía. Ziegler aportaba un swing rioplatense-jazzero que ya era marca registrada; Suárez Paz encendía las melodías con un lirismo de fuego; Malvicino, dueño de esa guitarra eléctrica tan inusual para el tango, intervenía con cortes quirúrgicos; Console sostenía todo con solidez de acero.

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    Piazzolla estaba en gran forma: el fraseo eléctrico, la digitación segura, los acentos rítmicos marcados al límite, el ataque feroz del bandoneón. El aura de los discos Tango: Zero Hour y La Camorra estaba en pleno apogeo.

    El programa que quedó registrado es una síntesis perfecta de su universo estético. Pasan por allí “Verano Porteño”, “Milonga del Ángel”, “Muerte del Ángel”, “Mumuki”, “La Camorra”, “Adiós Nonino”, e incluso un momento muy poco frecuente en sus discos: un pequeño discurso de Astor, breve, afectuoso, casi tímido, dirigiéndose al público neoyorquino.

    Los temas suenan extensos, trabajados, con pasajes de improvisación que el quinteto resolvía con precisión quirúrgica. La música va del dramatismo a la ironía, del lirismo más profundo a la energía vertiginosa del baile imaginario. Cada pieza es un pequeño universo narrativo.

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    El concierto también tuvo una fuerte carga simbólica. Piazzolla había vivido en Nueva York entre 1925 y 1937, en Greenwich Village, y confesaba que fue allí donde había aprendido a amar tanto el tango como el jazz. Tocaba en Central Park, otra vez, en la ciudad que lo había visto crecer.

    La presentación tuvo un aire de celebración. No era un público exclusivamente tanguero; había músicos del jazz, curiosos de la música contemporánea, fanáticos de su obra, latinos que lo seguían desde siempre y peatones encantados por un sonido novedoso y magnético.

    Años más tarde, Chesky Records decidió recuperar aquella grabación y publicarla como “The Central Park Concert” (JD107), una edición de audio cuidada, con la calidad de masterización que identifica al sello. Lanzado comercialmente en 1994, el CD se convirtió en un documento indispensable: no solo por el valor musical, sino porque captura al quinteto en vivo en uno de sus estados más inspirados.

    La duración ronda los 70 minutos, más que generosos para una presentación en espacio abierto. El sonido —aunque con las limitaciones propias de un concierto al aire libre de fines de los 80— conserva una claridad notable: se distinguen los ataques de Malvicino, los pizzicatos de Console, la respiración del bandoneón y los arcos afilados de Suárez Paz.

     Chesky utilizó el material original grabado digitalmente en PCM, restaurándolo para su edición en CD con un criterio respetuoso y transparente.

    Hoy, la edición sigue siendo uno de los registros en vivo más completos de Piazzolla en su última etapa creativa.

    El Concierto del Central Park es, a la vez, documento, síntesis y celebración. Documenta la madurez absoluta de Piazzolla como compositor e intérprete; sintetiza el espíritu del Nuevo Tango en su formación ideal; y celebra el encuentro de un músico irrepetible con el espacio urbano y cultural que moldeó parte de su sensibilidad.

    Más que un recital, fue una postal sonora de la historia del tango, y la publicación de Chesky permitió que el mundo entero pudiera volver a escucharlo. Un testimonio vivo de un artista que, incluso cuando tocaba al aire libre en Nueva York, sonaba como si estuviera reescribiendo el mapa musical del siglo XX.

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