A 50 años del estreno de “Tiburón”: el éxito que instaló a Spielberg y creó el blockbuster moderno
Un rodaje que se extendió más de la cuenta y un tiburón mecánico que no funcionaba. Sin embargo, fue la película más taquillera de su tiempo y sigue siendo referencia hoy.
Una joven nada en el mar plácidamente. De repente, la música nos va alertando algo, el peligro la acecha. En pocos segundos, la imagen pasa de la serenidad al horror: un tiburón despedaza a la nadadora y el mar se tiñe con el rojo de la sangre. Será el comienzo de una historia de terror, la de los habitantes y visitantes de una ciudad turística amenazada por la presencia de una bestia marina. Y será, también, el comienzo de una forma de hacer y ver cine, que modificaría para siempre a la industria de Hollywood. A 50 años de su estreno (20 de junio de 1975), Tiburón sigue siendo una obra potente y conmovedora, además de ejemplar desde lo narrativo.
La novela de Peter Benchley que tenía como protagonista a un despiadado tiburón, era bastante codiciada por esos tiempos en Hollywood y algunos nombres importantes fueron señalados para dirigirla. Pero finalmente se hizo cargo un joven de 28 años llamado Steven Spielberg, quien había mostrado algo de su talento en capítulos de series como Columbo (dirigió un episodio, Murder by the book, que ya adelantaba su maestría como narrador), pero además con su primer film, Reto a muerte, que en verdad fue un telefilm que logró tal estatus que terminó llegando a los cines. Luego llegaría la interesante Loca evasión. Y así nomás Spielberg se convertiría en la joven promesa de un Hollywood que estaba en plena ebullición de ideas.
El proyecto Tiburón tenía sus particularidades, ya que necesitaba de alguien con pericia para manejar la complejidad de su rodaje, con muchas escenas marinas y la tensión puesta en la efectividad del monstruo: ese tiburón amenazante que era como un asesino en serie, o como el camión malvado que Spielberg había recreado en Reto a muerte. Bueno, paradójicamente para quien vio la película y sabe de la efectividad de su suspenso, el mayor problema que tuvieron fue precisamente ese tiburón mecánico, que no funcionaba, se veía falso y cuya puesta en funcionamiento se terminaría devorando tres de los cuatro millones de dólares iniciales que costó la película. El presupuesto final, entre dilaciones y un rodaje que se extendió por encima de lo pautado, fue de nueve millones.
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Pero esa complicación terminó siendo la principal virtud de Tiburón. A Spielberg se le ocurrió que en vez de mostrar el monstruo, debía sugerirlo. Y para sugerirlo y que la cosa funcione, debía contar con una música que genere la expectativa, la tensión, el suspenso. Así es como trabajó con el autor de la banda sonora, un tal John Williams, un leitmotiv que tuviera el suficiente peso como para representar a la bestia. Y Williams lo logró, un poco sobre la base de algunos aprendizajes del Bernard Herrmann de Psicosis, con una melodía que era bastante monótona hasta que ascendía y generaba terror. Si quieren ver alguna anécdota divertida sobre la música de Tiburón, vean en Disney+ el documental La música de John Williams donde el músico y el director cuentan cómo fue la creación de esa partitura.
Lo de la música no será el único aprendizaje que Spielberg traería de Hitchcock, uno de sus directores favoritos. Hay un plano, que el director hace sobre el rostro de Roy Scheider cuando avista al tiburón, que es una réplica de aquel sobre el rostro de James Stewart en la fantástica Vértigo. La referencialidad, el guiño cinéfilo, el lenguaje cinematográfico abrevando sobre sí mismo es una de las principales enseñanzas de los directores que renovaron Hollywood en los 70’s. Aunque obviamente el director también tomaría elementos de la literatura, especialmente Moby Dick de Herman Melville (ya la novela de Peter Benchley tenía esas referencias) fundamentalmente en el personaje de Quint, un capitán Ahab moderno, obsesionado con darle caza a la bestia.
Entre problemas técnicos, un rodaje que se extendió más de lo debido y hasta instancias para improvisar el guión, Tiburón no tuvo problemas para convertirse en un suceso del cine de verano en Estados Unidos, abriendo ese concepto de blockbuster que conocemos en estos tiempos. En primera instancia logró el milagro de una película de género nominada al Oscar, y si bien no obtuvo el de Mejor Película sí se llevó los otros tres por los que peleaba: banda sonora original, montaje y sonido. Pero fundamentalmente su logro más imponente fue la recaudación de 470 millones de dólares, convirtiéndose en la más vista del año por escándalo (en la taquilla norteamericana le siguió The Rocky Horror Picture Show con 112 millones) y en la más vista en la historia del cine hasta ese momento y hasta que llegó una mezcla de western con samuráis en el espacio conocida como Star Wars.
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Como decíamos, Tiburón inauguró la idea del blockbuster de verano, pero también modificó el cine comercial y los modos de consumo culturales. Incluso, y si bien no fue la primera en esto, innovó en la utilización de estrategias de marketing y la venta de merchandising que hasta ese momento estaba destinado casi exclusivamente al cine infantil. Pero Tiburón fue la que instaló la venta de productos alrededor de una película destinada a un público adulto.
Con todas sus cosas positivas, Tiburón también tuvo para sus autores, especialmente para el novelista Peter Benchley y para el director Steven Spielberg, un pesar. Y fue la manera en que el tiburón se convirtió en el animal más temido por los humanos, cuando en verdad está lejos de ser la especie más despiadada. Cuenta la anécdota que se generó pánico entre los bañistas, que se negaban a introducirse al mar, y aumentó la caza de escualos, lo que disminuyó su población. “Realmente lamento la demonización de los tiburones que resultó de Tiburón. Nunca fue mi intención convertirlos en monstruos, pero la película tuvo un impacto cultural enorme”, se lamentó Spielberg en una entrevista de 2013.
Todas estas anécdotas y muchas más, seguramente, aparecerán en el documental Tiburón: la historia de un clásico dirigido por Laurent Bouzereau, que se estrenará el próximo 10 de julio en Disney+. Es que a 50 años de su estreno, la película de Spielberg sigue siendo un ejemplo narrativo, que ha sido emulado incontable cantidad de veces, pero nunca igualado, y que ha sido citado en incontable cantidad de films, hasta en las películas menos imaginadas, como cuando ingresa la temible sobrina del odontólogo en Buscando a Nemo y la música de John Williams nos anticipa el horror.
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