Todo se transforma: el estudiante marplatense que convirtió la borra de café en un producto innovador
Agustín Comelli transformó una pregunta cotidiana en un emprendimiento ambiental. Así nació BorrArt, una iniciativa que reutilizó la borra de café para crear productos ecológicos y abrir nuevas posibilidades de desarrollo.
En una fábrica marplatense, Agustín Comelli preparaba café cada día para sus compañeros de trabajo. La rutina parecía simple: hacer el café, limpiar la máquina y tirar la borra. Pero un día algo cambió. “Todos los días tiraba la borra... hasta que me pregunté: ¿se podrá hacer algo con esto?”, recordó. Esa pregunta marcó el inicio de BorrArt, un emprendimiento que hoy reutiliza residuos de café para crear productos sostenibles con impacto ambiental, económico y social.
Comelli, técnico electromecánico y estudiante de Ingeniería Ambiental en la Universidad FASTA, combinó su formación técnica con una creciente inquietud ecológica. Empezó a investigar por su cuenta. “Fui a cafeterías y vi que el volumen de borra que generaban era muchísimo más grande. Ahí me empezó a parecer más interesante”, contó.
El punto de quiebre llegó en diciembre, durante un examen final. “Le conté a un profesor que no sabía si estaba haciendo lo que me gustaba. Había empezado por energías renovables, pero me estaba aburriendo”, confesó. El docente le propuso algo concreto: que se tomara el verano para investigar sobre la borra de café. “Volví al año siguiente con la cabeza en otra sintonía. Vi documentales, leí libros, hice todo lo que pude para aprender”, dijo en diálogo con Los datos del día, que se emite por Radio Mitre Mar del Plata.
Durante esa búsqueda descubrió que, aunque había algunos casos aislados -como un proyecto alemán que fabricaba tazas-, la información era escasa. Pero también encontró un dato clave: la borra de café, lejos de ser un desecho inútil, podía tener múltiples usos. “Tiene un montón de adaptaciones posibles. Nos dimos cuenta de que con conocimiento y un buen equipo, se podía hacer algo serio”, afirmó.
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Así fue como, junto a compañeros, docentes y egresados, formó un equipo interdisciplinario dentro de la universidad. “Armamos un grupo muy lindo. Hay ingenieros, abogados, licenciados en administración, gente de comunicación y marketing”, detalló. El proyecto nació como una extensión universitaria, pero con el tiempo creció. Ingresaron a una incubadora de empresas y dieron el paso hacia un modelo de negocio.
Uno de los desarrollos principales de BorrArt fueron las pastillas ecológicas para encender fuego. “El lado oscuro es borra de café con un aditivo natural, y el lado clarito es la cascarilla de café, otro residuo más que viene de la tostaduría”, explicó Comelli. “Con una sola pastilla podés encender carbón o leña. No necesitás madera, cartón ni papel. Prendés la parte clarita con un encendedor, agarra fuego en pocos segundos y después el carbón se pone blanco”.
Además, el equipo se encuentra desarrollando una línea experimental para el cultivo de hongos comestibles usando la borra como sustrato. “Estamos trabajando en la investigación y pronto esperamos tener novedades sobre eso”, adelantó.
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Para el joven de 26 años, BorrArt fue mucho más que un proyecto. “Fue una forma distinta de transitar la carrera. No se trató solo de llegar a una meta académica, sino de ir construyendo algo propio en el camino”, reflexionó. “En mi caso particular fue una posibilidad de acercarme al mundo del emprendedurismo, que en el plan inicial no estaba”.
Lo que nació con una pregunta frente a una máquina de café hoy se proyecta como un ejemplo de cómo la innovación, el compromiso ambiental y el trabajo colectivo pueden transformar residuos en oportunidades.
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