Suiza moderniza su vasta red de búnkeres nucleares
Enclavada entre los Alpes y con una neutralidad histórica que ha resistido siglos de conflicto europeo, Suiza conserva una infraestructura sin igual en el mundo: más de 370.000 búnkeres nucleares repartidos por todo el país, suficientes para dar cobijo a toda su población (8,8 millones de personas) e incluso más.
Esta red de defensa civil, concebida durante la Segunda Guerra Mundial y consolidada en la Guerra Fría, incluye refugios bajo edificios residenciales, en bosques y montañas, camuflados como casas o puertas oxidadas, todos diseñados para resistir armas nucleares, biológicas y químicas. Según la legislación suiza, cada ciudadano, residente o refugiado tiene derecho por ley a una litera en un búnker.
Pero muchas de estas instalaciones, construidas hace más de medio siglo, están desactualizadas o deterioradas. Ante el nuevo escenario geopolítico marcado por la guerra en Ucrania, Suiza ha decidido invertir 250 millones de dólares para modernizar su red de búnkeres, no como preparación para una guerra inminente, sino como una apuesta estratégica por la seguridad pública.
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La medida responde también a un marcado aumento del interés ciudadano y privado, con empresas como Oppidum Bunkers o Lunor reportando una “explosión” de solicitudes para renovar refugios, especialmente tras el inicio del conflicto ruso-ucraniano.
El subdirector de la Oficina Federal de Protección Civil, Daniel Jordi, explica que estos refugios están diseñados para resistir colapsos estructurales (hasta 10 toneladas por metro cuadrado) y cuentan con sistemas de filtrado capaces de purificar el aire en caso de ataques NBQ. Aunque muchos se usan hoy como trasteros, bodegas o incluso restaurantes y hoteles, la normativa exige que puedan volver a su función original en un plazo máximo de dos días en caso de emergencia.
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Sin embargo, algunos ciudadanos, como Eugenio Garrido, abogado dominicano residente en Zúrich, expresan dudas sobre su efectividad real frente a armas modernas. Otros, como Isabel o Nicolas Städler, reconocen que, aunque no saben la ubicación exacta de su refugio, el solo hecho de saber que existe les aporta tranquilidad.
Este rearme silencioso no es exclusivo de Suiza: países como Finlandia, Suecia y los bálticos han reforzado también sus sistemas de defensa civil. La guerra en Ucrania ha disuelto la idea de que Europa occidental es una isla de estabilidad.
Fuente: BBC Mundo
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