Seguridad vial mundialista
La final mundialista es una buena excusa para mostrar algunos datos comparativos sobre seguridad vial. Por eso vamos a ocuparnos de Francia, Croacia y, por supuesto, de la Argentina. Al igual que en el mundial de fútbol, entre estos tres países los mejores resultados son de Francia, le sigue Croacia, y algo lejos de ambos se ubica Argentina. De todos modos, la idea de esta columna no es sentirnos derrotados. Por el contrario, se trata de señalar acciones y realidades que puedan servir de ejemplo para nuestro país. Tomada de esta forma, la comparación puede ser una gran herramienta.
Si bien no existe una competencia entre países para ver cuál de ellos es mejor en índices de seguridad vial, sí existe una meta compartida por todos y establecida por la Organización Mundial de la Salud. El objetivo es reducir las muertes por siniestros viales en un 50% durante la década 2011-2020, que se conoce como la Década de Acción por la Seguridad Vial. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, esa meta está lejos de lograrse. Hasta ahora se ha conseguido que el número de muertes a nivel mundial se mantenga estable en torno a 1.250.000 casos. La Organización Mundial de la Salud también publica periódicamente informes sobre el estado de seguridad vial alrededor del mundo. Los datos que incluyen estos informes son provistos por los gobiernos de cada país en respuesta a un cuestionario estandarizado. El último disponible es del año 2015, y fue confeccionado con estadísticas correspondienes al año 2013. Veamos algunos datos comparativos entre Francia, Croacia y Argentina que surgen de ese texto.
En primer lugar, es importante señalar que el nivel de desarrollo económico es distinto entre los tres países. Tanto Francia como Croacia son economías de ingresos altos, mientras que Argentina es considerada una economía de ingresos medios. En términos de muertes por siniestros viales, Francia informaba 5,1 muertos (N=3268) cada 100000 habitantes, Croacia 9,2 (N=368), y Argentina 13,6 (N=5209). Los datos de Francia y de Croacia se informaron con correcciones a los treinta días sobre el número de muertos en el lugar del hecho. Esto implica estimar las personas que pueden haber muerto como consecuencia de las lesiones sufridas en el siniestro durante los treinta días subsiguientes. En Argentina, se informan los muertos en el lugar del hecho y se señala que se realizan las correciones correspondientes. Sin embargo, los informes que elabora la Agencia Nacional de Seguridad Vial no son claros al respecto.
Un indicador en el que hay un empate es en el grupo demográfico que aporta la mayor cantidad de víctimas fatales en siniestros viales. En los tres países que estamos considerando las principales víctimas son los varones. Representaban el 77% del total en Francia y en Croacia y el 79% en Argentina. Entre las normas viales que regulan los comportamientos se destacan las diferencias en los limites de velocidad máxima. En ambos países europeos el limite máximo informado era, en ciudades, de 50 km/h, y en vias interurbanas de 90 km/h. En Argentina, las velocidades máximas son más altas: 60 km/h en ciudades, y 110 km/h en vías interurbanas. En cuanto a comportamientos de protección, Francia se destacaba por el uso casi universal de cinturón de seguridad en asientos delanteros (99%) y en asientos traseros (87%). Croacia por su parte, informaba un 65% de uso en asientos delanteros y un 30% en los asientos traseros. Un poco más atrás quedaban las prevalencias de uso en Argentina: 61% en asientos delanteros, y 26% en asientos traseros. Algo parecido ocurre con el uso de casco. Mientras Francia también informaba un uso casi universal, con el 98% en conductores y el 92% en pasajeros, Croacia sólo brindaba datos para los conductores, con el 50% de uso. Finalmente, Argentina informaba el 61% de uso en conductores y el 34% en pasajeros.
Sería irresponsable señalar de forma taxativa los motivos que generan cada una de estas diferencias. Es indudable que un factor que influye en los índices de seguridad vial es el nivel de desarrollo económico de cada país. Alcanza con señalar que, globalmente, los países más pobres dan cuenta del 90% de las muertes. No obstante, existen otros aspectos que seguramente inciden en los datos que hemos compartido. Los límites de velocidad son sin duda uno de ellos, ya que mientras menor es la velocidad de circulación, menos graves son las consecuencias cuando ocurre un siniestro. Otro dato importante, es que de los tres países, solamente Francia informaba políticas activas para favorecer la movilidad de peatones y ciclistas. Por otra parte, a partir del año 2003 ese país endureció las penas para los conductores que violan las normas de tránsito. Además de ello, los controles se incrementaron a partir del año 2004 con la instalación de radares de velocidad en rutas y ciudades. También se estableció el carnet por puntos, con medidas especiales para los conductores nóveles, quienes tienen la mitad del total de puntos durante los primeros tres años, y pueden perderlo si cometen faltas graves como superar los límites de alcoholemia. Es posible que todos estos aspectos se combinaran para que en el plazo de diez años los franceses pasen de 9 muertos por siniestros viales cada 100000 habitantes a 5,1.
Croacia también experimentó un descenso en sus tasas de mortalidad por siniestros entre el 2004 y el 2013, de 14 muertos cada 100000 habitantes a 9,2, respectivamente. El endurecimiento en las sanciones también ha sido parte de la política de seguridad vial de este país, pero acompañado de mejoras a nivel de la infraestructura, como la construcción de autopistas.
En Argentina todavía resta mucho por hacer. En primer lugar, mejorar los sistemas de registro. Por ejemplo, los informes de la Agencia Nacional de Seguridad Vial todavía no cuentan con datos de todas las provincias, y solo contabilizan las muertes en el lugar del hecho. Según el informe de la OMS, entre el año 2004 y el año 2013 en nuestro país se observó un aumento en el número de muertos cada 100000 habitantes. Una tasa que se mantiene estable para los datos oficiales. Esto puede deberse a muchos motivos, entre los que se encuentra las mejoras en los sistemas de registro. La infraestructura es otro problema, así como los controles escasos y la desconfianza que existe entre las personas sobre su rol preventivo y disuasorio. Trabajar sobre estos aspectos es necesario si el objetivo es reducir las tasas de mortalidad.