Las dos caras del sur marplatense: entre lujos y olvidos
Un estudio académico analiza cómo conviven barrios privados con asentamientos precarios en el periurbano sur marplatense. La expansión urbana sin planificación profundiza la fragmentación territorial.
El trabajo de investigación en curso, realizado por Sofía González y Florencia Bertolotti, investigadoras de la UNMdP y el CONICET, advierte sobre la profunda brecha urbana que crece en el periurbano sur de Mar del Plata.
Ambas formaron parte del GESU (Grupo de Estudios Sociourbanos) de la Universidad Nacional de Mar del Plata donde abordaron la problematica del periurbano sur en diferentes estudios, esto llevo a Sofía y Florencia a investigar aún más sobre esta brecha.
Publicado en la Revista Sudamérica, el estudio muestra cómo la ciudad se fragmenta en realidades opuestas: asentamientos vulnerables como Parque Palermo y Las Heras, por un lado, y barrios cerrados como Rumencó, por otro.
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En diálogo con El Marplatense, Sofía González explicó: “la idea de este trabajo surgió a partir de dos investigaciones distintas que compartían una misma preocupación: entender cómo se configura el territorio hoy en Mar del Plata, especialmente en esa zona sur donde conviven dos mundos tan diferentes”.
La investigación distingue dos fenómenos simultáneos:
- Segregación por exclusión, donde sectores populares son desplazados a zonas periféricas sin servicios básicos ni infraestructura adecuada.
- Autosegregación voluntaria, donde clases medias y altas eligen vivir en urbanizaciones cerradas, con acceso exclusivo y dispositivos de seguridad.
Los datos son contundentes: desde 2010, el Partido de General Pueyrredón creció un 7,8% en población, pero las unidades habitacionales aumentaron casi un 90% solo en el corredor de Ruta 11. Ese crecimiento acelerado, sin una planificación equitativa, ha intensificado la desigualdad espacial.
“Lo que quisimos mostrar fue cómo un mismo fenómeno territorial, la expansión de la ciudad, da lugar a realidades absolutamente opuestas. Mientras barrios como Parque Palermo o Las Heras sufren la falta de regularización y el riesgo constante de inundación, los barrios privados ofrecen confort, seguridad y una separación física y simbólica del resto de la ciudad” explicó González.
Parque Palermo es uno de los 72 asentamientos precarios del distrito, donde los servicios son deficientes y la situación dominial aún no está resuelta. En contraste, Rumencó y otras urbanizaciones cerradas están diseñadas para reforzar la exclusividad y la distancia social.
Las autoras sostienen que “el territorio es una construcción social en disputa”, y que el acceso al hábitat está atravesado por relaciones de poder. La investigación propone repensar el derecho a la ciudad y visibilizar los efectos que produce una urbanización desigual, en una ciudad que crece, pero no para todos.
Finalmente, González subraya un punto clave: “Los asentamientos como Parque Palermo existían mucho antes del boom de barrios cerrados. Pero en los últimos años, la proliferación de estos desarrollos privados no hizo más que profundizar la distancia social. La autosegregación de sectores medios-altos es un fenómeno reciente, que se instala en zonas donde ya vivía una población históricamente vulnerada”.
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