Política económica: “Estamos pasando a una etapa de reglas, y nos está costando aceptarlo”
El economista y docente universitario, Ricardo Panza, se refirió a las medidas que está aplicando el Gobierno con el dólar, a la flotación actual y el blanqueo sin un ley que lo respalde.
Tras los anuncios realizados por el Gobierno nacional en torno al dólar y las políticas aplicadas por el Ministerio de Economía al mando de Luis Caputo, respecto de mantener por lo bajo el precio de la divisa extranjera, el economista y docente Ricardo Panza señaló que “venimos de una etapa de demasiada discrecionalidad en el Banco Central y estamos pasando a una etapa de reglas, y nos está costando aceptarlo”.
Tras resaltar que durante los años del kirchnerismo se trabajó en torno al dólar con un sistema de flotación administrada o flotación sucia, ahora estamos en lo que Panza definió como “una banda de flotación”, en la que la fijación del precio del dólar en una banda “demasiado amplia” del 40% “torna demasiado volátil el tipo de cambio”.
De todos modos, para el economista “lo hicieron confiados en que iba a pasar esto que está pasando ahora, pero no sé por cuánto tiempo se prolongará. Mientras estás dentro de la banda, el Banco Central se compromete a no tocarlo. Está en $1100”.
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En declaraciones a Los datos del día, por Radio Mitre Mar del Plata, el docente de la Universidad Nacional local señaló que con la compra de dólares por el Banco Central “el precio se acomoda un poco, los exportadores están más aliviados, la importación no se desboca tanto y el Estado cumple con sus objetivos”. Sin embargo estimó que “esa actitud discrecional hace que la gente piense que, en cualquier momento, los operadores podrían tratar de condicionar al gobierno para que lo vuelva a hacer”.
Panza comentó que hay un debate “muy importante” en microeconomía que se suele llamar reglas versus discrecionalidad: “Están aquellos que dicen: ‘Hay que respetar a rajatabla las reglas, así nos estemos muriendo’. ¿Por qué? Porque si respetamos las reglas, la gente va a saber que están para cumplirse, y entonces uno sabe a qué atenerse. El dólar puede seguir subiendo o bajando, y sabemos qué hará el gobierno cuando baje a determinado valor. La discrecionalidad implica que el gobierno se reserva el ancho de espada para intervenir cuando quiera, dicho en términos de partido de truco”.
Para el economista esto puede ser bueno para la política en el corto plazo, pero en el largo plazo genera problemas, como que por ejemplo “los grandes operadores van a tratar sistemáticamente de forzar al Gobierno para que haga algo” y por otra lado “la incertidumbre sobre qué van a hacer estos tipos”.
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“Venimos de una etapa de demasiada discrecionalidad en el Banco Central y estamos pasando a una etapa de reglas, y nos está costando aceptarlo. Hoy son 1000, después van a ser 990, luego 980, y un día no va a haber banda. No sé si esa flotación va a ser tan pura o si el Gobierno no tendrá que intervenir algún día. De momento, el desafío para el Banco Central es importante: tiene que juntar más de 11.000 millones de dólares de acá a fin de año, lo que implica unos 1300 o 1400 millones por mes. No estoy seguro de que manteniéndose así, como un lord inglés, se cumpla el objetivo esperado”, explicó.
En este tira y afloje con el tipo de cambio, Panza consideró que “el Gobierno puede ganar o perder esta pulseada”. De todos modos, consideró que “es importante saber que, más o menos, la cantidad total de pesos que circulan en el país son algo más de 43.000 millones de dólares. Si suponemos que los argentinos tenemos 200.000 millones guardados bajo el colchón, resulta que hay casi cinco veces más dólares que pesos guardados. El efecto que esto puede tener, tanto positivo como negativo, sobre la economía, si se desboca, podría ser muy grande”.
En ese sentido, dijo que en cuanto a lo positivo se da el hecho de que “reactiva la actividad económica y mantiene planchado el dólar”, pero desde la perspectiva negativa “puede provocar un impacto inflacionario muy fuerte si el dinero que circula sobrepasa el nivel de crecimiento de la actividad económica”.
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Por eso, para el economista, el gobierno “tiene que ser cuidadoso para darle credibilidad y que no sea un factor de riesgo adicional. Está jugando, no digo con fuego, pero algo parecido”.
Mientras el Gobierno habla de que para poner en circulación los dólares guardados sólo hace falta una declaración jurada sin una ley que lo respalde, surge al duda además que un próximo Gobierno o este mismo Gobierno decida ir por el camino contrario: “Hay que pensar que los escribanos, productores de seguros, agentes inmobiliarios, están obligados por ley a reportar cualquier operación que les parezca sospechosa, y si no lo hacen, son pasibles de sanción. Ninguno se va a tentar de incumplir la ley por una resolución de la AFIP que le permita hacer algo. Desde el punto de vista profesional, estamos todos esperando a ver con qué van a salir. Claramente no va a ser un segundo blanqueo, tiene que ser algo de tipo reglamentario”.
Ante estas idas y vueltas, es justa la pregunta acerca de si el presidente Javier Milei es, desde lo económico, un heterodoxo o un ortodoxo. Para Panza, “está más cerca de la ortodoxia que de la heterodoxia, pero cuando le toca aplicar el garrote, lo aplica, y eso lo acerca por algunos minutos a la heterodoxia”.
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