Peñarol estiró su malestar: alcanzó las nueve derrotas seguidas
Por Nicolás A. Ronchi
Bajo la dirección técnica de Imanol Hernández, hijo de "Oveja", Peñarol tenía un duro partido, pero se mantuvo reñido hasta los últimos 10´, donde el elenco marplatense se desinfló y Quimsa, con la chapa de ser el último campeón, se impuso por 98-75 en el Polideportivo Islas Malvinas.
El máximo anotador en el local fue Monacchi con 19, mientras que con la misma cantidad Basabe fue el goleador de la visita. Se trata de la novena caída del cuadro de nuestra ciudad, ésta vez con parciales de 19-22, 14-23, 30-23 y 12-30.
Tal vez por los nervios naturales a causa de la salida de Mariano Rodríguez, el malestar en el arranque de la temporada y el duro rival enfrente, el elenco marplatense salió desconectado y los santiagueños lo aprovecharon con Ramírez y Gallizi en el poste bajo para tomar la primera ventaja de ocho puntos (11-3).
Sin embargo, hubo reacción. Peñarol, cuando llevó el partido a su juego, logró nivelar el cotejo. Presionando, forzando el error rival y corriendo la cancha, apareció lo mejor de este equipo, que tiene con qué hacerlo. Encima, cuando desde la pintura no le resultó, apostó al perímetro con Whitfield y Valinotti para concluir el primer segmento a tres de Quimsa (22-19).
En la segunda etapa, la rotación -excepto Monacchi- no le funcionó para defender a Vaserani o Acevedo, y sin la velocidad en cancha, la visita volvió a alejarse en el marcador en los 4´ iniciales (31-24). Y allí, la vuelta de Valinotti y Whitfield le devolvió gol lejano para retomar la paridad (31-31), pero el regreso del quinteto inicial no fue sinónimo de efectividad.
El "Milrayitas" no gravitó en ataque con Al Thornton -sólo dos puntos en primer tiempo- ni Monacchi, y tuvo demasiados errores no forzados para facilitar los contragolpes del conjunto de Leandro Ramella. Tampoco opuso resistencia defensiva y con Vaserani a la cabeza, el último campeón de la Liga se fortaleció con un 11-0 en la segunda mitad del cuarto. Se fueron 45-33 al descanso largo.
El tercer cuarto se repartió por momentos. A veces Valinotti y Whitfield, por momentos Monacchi y Morales. Fueron ocho minutos sucios y parejos, hasta la aparición en los 2´ finales del marplatense. Monacchi, que ya había levantado en el chico con una bomba, se alzó con ocho puntos en ese sprint final para darle vida a la ilusión peñalorense. Fue un combo, en el que apareció desde 6,75, en la pintura y en defensa para comandar la contra. Así, ingresó a los 10´ finales a cinco puntos (68-63).
Un bombazo de Ruiz en el amanecer de la etapa final aspiraba a ser el puntapié de la remontada (68-66), pero el partido se detuvo alrededor de quince minutos por un fallo en uno de los tableros y de la misma manera, el nivel de los dirigidos por Hernández. A la vuelta ya no fue el de los minutos anteriores, más bien se pareció a aquel del segundo cuarto.
Empezó a errar una numerosa cantidad de pases, cedió demasiadas ventajas en la zona pintada, perdió peso ofensivo y estuvo débil en los rebotes. Con cinco minutos por jugarse, el encuentro ya estaba liquidado y de este modo, fue ampliamente superado en el marcador por 98-75.