Paro en el CONICET: “En este modelo de país, la ciencia y la tecnología no entran”
Los organismos dedicados a la ciencia y la tecnología llevan adelante una medida de fuerza por 48 horas. La investigadora y delegada de ATE, Gabriela Gonorazky, denunció “vaciamiento”.
Los trabajadores de la ciencia y la tecnología del país realizan entre hoy y mañana un paro por 48 horas con movilización para visibilizar la situación que atraviesan, con el congelamiento de sueldos, falta de personal y no pago de concursos ganados, entre otros puntos. Para la investigadora del CONICET y delegada de ATE, Gabriela Gonorazky, “en este modelo de país, la ciencia y la tecnología no entran”, aunque no le resulta sorpresivo porque “Milei lo antes de ganar las elecciones”.
Gonorazky explicó que el plan de lucha inició en enero de 2024, cuando el gobierno de Javier Milei comenzó a implementar una política de vaciamiento del sistema de ciencia y tecnología. Porque según afirmó, “todos los organismos de ciencia dedicados a distintas áreas del conocimiento científico actualmente están siendo vaciados”. El CONICET a nivel nacional cuenta con 29.000 trabajadores, de los cuales 10.000 son investigadores, 3000 son personal de apoyo, 1000 son administrativos y el resto son becarios. En Mar del Plata, en particular, la comunidad asciende a 1100 trabajadores.
La investigadora destacó en diálogo con Los datos del día, por Radio Mitre Mar del Plata, que además del congelamiento de salarios, que ha generado una pérdida del 40% del poder adquisitivo para los empleados del Estado, incluidos los de las universidades, el sistema enfrenta la falta de un presupuesto nacional actualizado: “Es un presupuesto nacional aprobado en 2023, calculado en 2022, desde entonces no tenemos nuevo presupuesto, con lo cual el Estado da dinero a las instituciones de manera discrecional y no alcanza para el funcionamiento ni para el pago de salarios”.
Asimismo, Gonorazky detalló que los investigadores requieren subsidios para desarrollar sus proyectos, los cuales se obtienen mediante concursos nacionales. Sin embargo, “todos los proyectos están virtualmente congelados” porque el Gobierno retiene los fondos asignados a los subsidios ganados en 2022 y 2023. A esto se suma el congelamiento de ingresos al CONICET, ya que las 800 personas que ganaron concursos para ingresar a la planta permanente en 2023 aún no han sido incorporadas. “Eso hace que el sistema se vaya vaciando”, subrayó.
Sobre las razones detrás de las políticas del gobierno, Gonorazky expresó no tener una hipótesis, sino una certeza: “Milei lo dijo claramente antes de asumir o de ganar las elecciones”. Según la investigadora, el presidente apuesta por un modelo de país basado en la “bicicleta financiera” y la explotación de recursos naturales, como soja, trigo, maíz, petróleo, gas y minerales, promovida por el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI).
En este modelo, dijo la investigadora que “la ciencia y la tecnología no entran” y consideró que Milei “apuesta a un Estado pequeño, ya que no puede desaparecer, pero un Estado pequeño que favorezca a grandes empresas, que son pocas, que tengan mucho poder económico. Y el resto nada, quedaron en una clase pobre más empobrecida y una clase media que pasa a ser pobre”.
Por otra parte, Gonorazky se refirió a qué alimenta a las personas que se deciden dedicar a la ciencia en este contexto: “En principio cuando uno decide tomar el camino de la ciencia es por el amor a la investigación, no es por otra razón”. Y explicó que el camino de un investigador es arduo, con una formación que incluye una carrera de grado de 5 ó 6 años, un doctorado de 5 años y un posdoctorado de al menos 3 años, sumando un mínimo de 13 años de preparación.
“Si alguien decide seguir ese camino es exclusivamente por el amor a la ciencia y, por supuesto, a través de aportar el crecimiento científico, aportar el crecimiento de la sociedad, porque no hay país desarrollado que pueda desarrollarse sin ciencia y sin tecnología”, aseguró.
En este sentido, comparó la inversión en ciencia y tecnología de países desarrollados, que destinan entre el 2% y el 5% de su PBI, con la situación en Argentina, donde una ley de 2021 establece un aumento progresivo al 1% para 2030, pero en 2023 solo se alcanzó un 0,32% y actualmente se encuentra en un 0,15%, “un nivel inferior al de la última dictadura militar”, indicó la investigadora.
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