Padres e hijos unidos por el deporte marplatense
La unión entre padres e hijos se fortalece cuando comparten los mismos gustos. El deporte es reconocido por crear vínculos y han sido muchos los niños que siguieron el camino de sus progenitores en este ámbito.
Squash: los Romiglio
Leandro Romiglio, con 26 años, es actualmente la mejor raqueta de squash del país, y se ubica en el puesto número 73 del ranking mundial. Su padre, Marcelo, fue un gran jugador y se desempeña como entrenador de la selección nacional.
Leandro se crió jugando al squash de la mano de su padre en su gimnasio y luego, con el paso de los años, llegaron los éxitos. Entre varios torneos destacados, se apropió del Torneo Panamericano de Squash en 2016, certamen en el que también ganó el bronce en dobles y la plata en juego por equipos.
Gutiérrez y Peñarol
Leo Gutiérrez encontró en Mar del Plata un hogar, más precisamente en Peñarol. Allí pasó ocho años como jugador y seguirá como entrenador. Durante ese tiempo, su hijo Francisco, conocido como “Pepo”, fue creciendo y enamorándose de la pelota naranja.
“Pepo” juega en la Liga de Desarrollo de Peñarol, y estuvo vestido por única vez para la Liga Nacional en el partido que marcó el retiro de Leo. En aquel choque contra Quilmes, que se convirtió en una fiesta, padre e hijo compartieron el banco por primera vez. Ahora como entrenador, la relación familiar tendrá una nueva etapa por descubrir.
Los Acosta y el boxeo
“Siru” Acosta nació en Florencio Varela pero se radicó en Mar del Plata. Su carrera como boxeador lo llevó por diversos torneos y competencias. Actualmente, tres de sus hijos pelean de forma amateur. Y el cuarto, de seis años, ofició de asistente en una de sus exhibiciones.
Franco, de 20 años, Rubén Jr., de 19, y Armando, de 17, tuvieron con “Siru” una velada muy especial en Mar del Plata. Los cuatro compartieron ring en GAP, en la noche que tuvo su broche de oro con la consagración de Acosta padre como campeón latino en Mediopesado.
Zeballos, sinónimo de tenis.
La historia de la familia Zeballos y el tenis de Mar del Plata se remonta a 1984, cuando Horacio padre abrió el Edison Lawn Tenis, donde se dedicó a dar clases. Allí, los hijos Carolina y Horacio tuvieron una raqueta como extensión de su mano durante mucho tiempo. Luego, llegaron a ser profesionales.
El “Cebolla” es actualmente el número 47 del mundo y cuenta con un amplio recorrido en el circuito ATP y los torneos Challenger. Carolina, en tanto, tuvo notables participaciones en Futures y Challengers.
Otros hijos que han seguido el camino de sus padres en el deporte, identificados con Mar del Plata, han sido Juan Ignacio Curuchet, en ciclismo, los hijos del “Gurí” Perazzo con el básquet o el hijo de "Llamarada" Eresuma, igual de robusto y colorado que él, con el fútbol, tal como el "Cato" Cortadi y su hijo que sigue sus pasos en la primera local de Alvarado, entre otros.
Los padres muchas veces se convierten en modelos a seguir para sus hijos, no sólo en el deporte si no también en otras profesiones. El lazo se une más que nunca por la admiración, la superación y el orgullo que tienen los progenitores y sus herederos.