Noticia de un siniestro
“El ser humano adquiere un compromiso
con lo que le rodea al ser, el único
con conciencia sobre el universo”
Bruno Estañol
“Nos matamos o nos matamos” repetía como un mantra desquiciado un pibe con no mucho más de veinte años mientras manejaba a alta velocidad por la costa de Mar del Plata, sacaba a cabeza por la ventana y gritaba mientras era filmado por otro, que le pedía, no con mucha convicción, que subiera la ventanilla o que bajara la velocidad. La última escena del video muestra al conductor agarrándose la cabeza mientras mira el auto chocado contra un cantero y vuelve a repetir “nos matamos”. La literalidad queda excluida de la frase.
Me preguntaron cómo podía entenderse ese comportamiento. ¿Qué provoca que las transgresiones a las normas viales se repitan con tanta frecuencia? ¿Por qué los jóvenes protagonizan estos eventos a menudo? ¿Cómo puede explicarse el desprecio hacia la vida propia y ajena? Antes de responder hay que señalar un hecho que es evidente, la costa de la ciudad produce siniestros y muertes de tránsito de forma periódica que son variaciones de la misma noticia.
La seguridad vial, la movilidad y el transporte son fenómenos multideterminados. No pueden entenderse si no se utilizan distintos puntos de vista que incluyen el comportamiento individual, el ambiente construido, la seguridad de los vehículos, factores sociales y culturales. Estos elementos interactúan entre sí y requieren de conocimientos provenientes de distintas disciplinas científicas y tecnológicas. Su comprensión permite planificar intervenciones que reduzcan los efectos negativos del tránsito.
Un aspecto que suele destacarse como primera explicación es la responsabilidad individual. Desde el sentido común las razones suelen ser morales. Otra explicación, a veces simultánea, es la que supone alguna patología psicológica, algún trastorno que permita darle sentido a la conducta. Sin quitarle validez a ninguna de las dos, la perspectiva moral suele ser esteril en términos de prevención. Sobre la explicación psicopatológica, en general, carecemos de información suficiente para hacer suposiciones válidas. Veamos otras posibilidades.
Los siniestros viales son la principal causa de muerte en el mundo en jóvenes de entre 15 y 29 años de edad, aunque también afecta a otros grupos de edad. Ese período está relacionado con la búsqueda intencional de riesgo en muchas ámbitos de la vida, el tránsito es uno de ellos. Hay factores biológicos y psicológicos que permiten entenderlo. Entre los primeros, la maduración neurológica de las funciones que permiten controlar impulsos no culmina hasta avanzada la década que va de los veinte a los treinta años de edad. Entre los psicológicos, la norma subjetiva, es decir las creencias y valoraciones del grupo de pertenencia, afecta las decisiones de las personas. La norma subjetiva, por supuesto, se constituye por la influencia de muchos mensajes sociales. Por ese motivo, en muchos lugares del mundo, además de retrasar la edad para otorgar la licencia de conducir, los conductores jóvenes tienen prohibido viajar con acompañantes de su edad durante un período de tiempo y cuando se les permite no deben registrar multas o contravenciones.
Otro factor de riesgo es el consumo de alcohol o de drogas. El conductor estaba visiblemente alterado. Todos sabemos que está prohibido conducir después de beber, sin embargo, eso no alcanza. La prevención requiere de controles de alcoholemia estables y rotativos. Pero tampoco es suficiente. El consumo de alcohol está relacionado con la proximidad de puntos de venta. Entonces debemos revisar cuántos lugares pueden vender alcohol en un espacio urbano determinado. Otras intervenciones útiles incluyen el entrenamiento de los expendedores de bebidas para que no le vendan a personas visiblemente alcoholizadas. El horario también es un factor de riesgo. Los siniestros viales ocurren más a menudo en las madrugadas de los sábados y de los domingos. Un sistema de transporte público que cubra las necesidades de viaje de los jóvenes es otra iniciativa que puede resultar efectiva.
En cuanto al ambiente, la costa marplatense tiene características que invitan al exceso de velocidad. Es amplia, con sectores de una sola dirección, sin intersecciones, con pocas intervenciones que calmen el tránsito. Los límites de velocidad máxima (40 y 60 km/h) son altos según las recomendaciones internacionales. Las vías amplias, sin intersecciones en largos tramos están relacionadas con más siniestros y más siniestros fatales.
La acción de conducir de forma temeraria poniendo en riesgo la vida propia y la de otros debe tener una sanción social, moral y legal, no importa la edad de quién lo haga. No obstante, si queremos no tener otra noticia como esta en poco tiempo necesitamos actuar ahora. Hay mucho por hacer para cambiar la realidad, para cuidarnos y para cuidar a los jóvenes.