Marcas en un mapa: la marplatense que recorre Latinoamérica para conocer otras culturas
Por Camila Barros Palma
En la lista de deseos a realizar en nuestra juventud, muchas veces aparece como primera opción viajar. Ya sea por turismo o para dedicarse a comprender otras formas de vida, agarrar la mochila, o una valija que no supere los 23 kilos, y marcar puntos en un mapa se vuelven un gran objetivo.
Florencia Arrua tiene 26 años y desde pequeña descubrió su amor por recorrer nuevos paisajes y sentir otras culturas. Tras terminar sus estudios se planteó abandonar sus miedos e inseguridades para emprender una gran aventura, que la llevó a conocer personas que la acompañaron y guiaron en sus viajes por distintos países de Latinoamérica.

¿Cómo fueron tus años en Mar del Plata?
Crecer en Mar del Plata me encantó, me parece hermosa, hay un montón de cosas para hacer en el verano, me fascina la playa, la costa. También siento que está bueno para estudiar porque hay muchas opciones. Siempre me encanta volver y disfrutarla.
Tras terminar el colegio, hice una tecnicatura en relaciones públicas y me recibí en 2017. Tiempo después, en el 2018, me fui de viaje de mochilera siete meses. Cuando volví arranqué a estudiar periodismo y en el segundo año de la carrera, me agarró la pandemia. A fin del 2020 me fui a vivir sola, trabajaba en un estudio contable como secretaria y esos años fueron más de estar en casa y no me imaginé de nuevo viajando.
Igual me sentía bien estando en Mar del Plata porque me gusta la ciudad, me encanta, están mi familia y amigos. Además, estaba estudiando, trabajando, pero cuando terminé periodismo, el año pasado, volvió un poco la idea de viajar y reencontrarme con esa parte aventurera, habían pasado unos años, estaba más grande y me daba más miedo, sin embargo me animé y volví a viajar.
Así que a veces suelo tener una contradicción, entre quedarme allá y disfrutar la ciudad con la familia, los amigos o seguir viajando y conociendo porque también es algo que me encanta. Vivir la experiencia de estar en otro lugar, conocer gente, otras culturas y a veces una lucha, pero en la medida que puedo me gusta disfrutar ambas cosas.

¿Qué fue lo que despertó ese lado aventurero de viajar por distintas partes de Latinoamérica?
Desde chica me gusta viajar, creo que porque tengo lindos recuerdos de chiquita con mis papás recorriendo distintos lugares y no es que lo hacíamos muy seguido. Teníamos familia en el sur e íbamos a verla, pero me quedaba esa sensación de que me hacía bien, me ponía contenta estar todos juntos. Por eso digo que siempre fue algo lindo para mi viajar y me dan muchas ganas de seguir conociendo.
El viaje de egresados era algo que me entusiasmaba un montón, le había pedido a mi vieja que quería ir y desde que terminé el colegio empecé a trabajar para ahorrar. Viajar era lo único que me interesaba, no gastaba mucho en nada, ni en salidas, ni comprar cosas. Bueno, estuve un par de temporadas hasta que para el cuarto año de verano de trabajar, ya tenía ahorros como para irme.
En ese momento no tenía con quién y nació la idea de viajar sola, tenía 21 y me costó un poco, me daba un poco de miedo, pero me daba más miedo no hacerlo y después arrepentirme. Quería probar, tenía muchas ganas de conocer Sudamérica porque sentía una relación de hermanos. Me divertía mucho la aventura de conocer otros lugares, la cultura, para mí era súper atractivo.

¿Cuál fue el primer destino que elegiste y cómo fue el proceso de preparación?
El primer destino que elegí fue Brasil, me daba muchas ganas de conocer, nunca había ido y era el más cercano. Cuando empezó todo esto de viajar descubrí los voluntariados, que es el intercambio de trabajo por hospedaje y algunas comidas, hay algunas apps que trabajan eso. Encontré justo una que me gustaba porque me parecía como muy confiable, muy segura, y ahí te da distintas ofertas de ciudades, distintos hostels, con distintos puestos para cubrir. Te mostraba en base a lo que vos ofrecías, cuántas horas de trabajo, qué tipo y lo que te daban a cambio.
Me pareció una buena idea para empezar, sobre todo que iba sola, como para llegar a un lugar, conocer gente, algo que me permita acomodarme y eso me dio seguridad. Así que me registré en esa app, arreglé los primeros dos voluntariados en Brasil, uno fue en Ubatuba que es en el Estado de Sao Paulo y otro fue en Río de Janeiro.
Fue hermoso, una experiencia increíble, sobre todo el de Río que yo iba por dos semanas y me terminé quedando 40 días porque no me podía ir. Me encantaba ese lugar, el grupo y me hice una amiga portuguesa que hoy en día sigo teniendo y nos vemos siempre, una vez por año donde y cuando podemos.
Ese primer viaje, que fue en el 2018, duró siete meses y pasé por Brasil, Perú, Ecuador y Colombia. En los últimos tres conocí casi todo, de norte a sur. Un año después me fui dos meses a Brasil conocí algunos lugares más, también haciendo voluntariado, y el año pasado visité México por pocos días.
¿Qué cosas podrías destacar de cada país que visitaste?
En Brasil, además de las playas que es súper lindo todo el paisaje natural y un montón de lugares destacables, me encantó conocer las costumbres, la cultura y la comida, la música, el baile y la buena onda de la gente.
Ecuador me encantó, es un país que capaz no se conoce mucho, pero que tiene un montón de cosas y la gente es súper amable, hay playa, montaña, selva, me sorprendió mucho naturalmente lo que tiene.
Respecto a Colombia, la buena onda, la alegría, la música, muchas fiestas. También tiene ciudades como Medellín con grandes infraestructuras hasta en el transporte público.
En Perú me llamó mucho la atención los mercados centrales donde venden frutas, verduras, de todo. Hay puestos de comidas y algunas cosas son un poco chocantes, dan una impresión, como por ejemplo que está toda la carne al aire libre, sin heladera. Otros como los de Cusco tienen artesanías, recuerdos, me encantaba pasear por ahí.

¿En algún momento sentiste un choque cultural?
No lo sentí como un choque porque siempre que fui conociendo lo viví como nueva experiencia para ir conociendo, con mucha flexibilidad, adaptación y es lo que me motivó a viajar por Sudamérica. Sentía mucha hermandad con esos países y quería vivirlo.
Quizás lo que sí me resultó más chocante es el tema del machismo, para mí fue como volver varios años atrás, cuando tenía 15 salía a la calle y todo el tiempo te gritaban cosas. Eso me pasó en Colombia sobre todo, en mi realidad ya no existía tanto porque, por lo menos en Argentina, hay más conciencia que en otros países.
¿Cómo es el trato hacia los argentinos en cada lugar que conociste?
Por lo general bien, siempre hay personas que capaz tiene algún preconcepto o alguna mala referencia, pero con la mayoría de las personas que traté súper bien. Es muy común que te nombren a Messi o ahora que ganamos el último Mundial también te encontrás muchos hinchas de Argentina que son de otros países. Tal vez ni siquiera hablan en español, pero llevan una camiseta y te lo nombran, es muy lindo.
¿Pensaste volver a alguno de esos países para vivir por tiempo indeterminado?
No por tiempo indeterminado, capaz que sí me iría unos meses a vivir a Brasil. De todas las veces que he viajado, me gusta siempre ir, conocer, vivir algo nuevo un tiempo y después volver.
Me gusta mucho cuando vuelvo a Argentina, Mar del Plata me encanta, está mi casa, mi familia, mis amigos, amo la ciudad. Así que disfruto viajar y estar unos meses afuera, pero siempre tengo la vuelta pensada.

¿Qué es lo que más extrañás de Mar del Plata?
Por supuesto que antes que nada mi familia y amigos, pero la ciudad también me encanta, me parece muy hermosa. La costa, el mar y todo lo que hay para hacer, me siento muy arraigada a mi lugar de pertenencia, el tener siempre mi lugar donde volver.
Me siento muy a gusto, pero pasa que también el invierno se me hace muy muy crudo, muy difícil. En verano me encanta toda la movida cultural, de bandas, un montón de lugares, varias opciones. Más allá de todo el paisaje natural que tiene.
¿Qué le dirías a una persona que quiere empezar a viajar por Latinoamérica?
Que se animen que es increíble. Lo más probable es que encuentres mucha gente que te quiera ayudar, mucha gente copada para hacer planes. Vas a conocer lugares que te van a recomendar, si necesitas algo te van a ayudar, por lo menos siempre me encontré con personas que me ayudaron y fueron súper amables.
Es re lindo Latinoamérica, para mí siempre lo que sentí fue una hermandad. De por sí viajar es una experiencia súper linda y más cuando vas abierto a lo nuevo. No hay que dejar de hacerlo porque son decisiones de las que uno no se arrepiente y cuando tenés la oportunidad hay que aprovecharlo.
