Lo absolvieron por maltrato animal, pero su perro murió antes de volver a casa
La Justicia lo sobreseyó por falta de pruebas, pero el animal, retenido por orden fiscal, murió antes de ser devuelto a su familia.
Matías Sebastián Galván, un policía bonaerense, fue denunciado por un vecino que lo filmó desde una ventana y lo acusó de golpear a su perro con una correa. A raíz de esa denuncia, se le inició una causa por infracción a la Ley 14.346 de Protección Animal.
La causa fue elevada a la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal, donde los jueces Gastón de Marco y José Deleonardis confirmaron el sobreseimiento de Galván por inexistencia de delito.
En su fallo, los magistrados señalaron que el video presentado como prueba no mostraba al animal, que los movimientos del acusado eran compatibles con un juego y que los vecinos declararon no haber visto ni escuchado nunca al perro ser maltratado.
El expediente también revela que el perro, un mastín de gran porte, no presentaba lesiones al momento de ser secuestrado, y que nunca se realizó la pericia veterinaria solicitada por la defensa para confirmar su estado. Sin embargo, el animal fue retirado del domicilio familiar y llevado a un refugio por orden judicial.
Pese a que el fallo de sobreseimiento quedó firme en diciembre de 2024, y el Juzgado de Garantías N°3 ordenó en febrero de 2025 la “inmediata restitución del animal a su legítimo dueño”, el perro nunca volvió con su familia.
Según confirmaron fuentes judiciales, el Ministerio Público envió oficios a la Comisaría 16ª para ubicarlo, pero no logró dar con las personas que tenían al animal bajo custodia.
La fiscal Florencia Salas, que intervino en el expediente, explicó que “se hicieron todas las actuaciones pertinentes para la devolución del animal”, pero que “no se logró volver a dar con quienes lo tenían al cuidado”. Además, detalló que hubo insistentes pedidos de la defensa en diciembre y febrero, sin resultados positivos.
El perro, un mastín de avanzada edad que había convivido más de 15 años con la familia, falleció en el refugio antes de poder regresar a su hogar. “Era un perro grande, criado con los chicos, acostumbrado a la familia. Nadie se hace responsable”, lamentó un vecino.
El caso expone las falencias en el sistema de resguardo de animales incautados en causas judiciales y reaviva el debate sobre quién debe garantizar su bienestar, custodia y restitución cuando la Justicia dispone su decomiso o retención.

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