La otra crisis de la Pandemia llega a un sector de los servicios esenciales
El gran dilema sobre la cuarentena que tiene el gobierno, tanto cuando lo anunció como a la hora de pensar en sus prórrogas, está relacionado a la situación socioeconómica.
Pasada la primera etapa, ya se empezaron a sentir los cimbronazos de la falta de actividad comercial, industrial y productiva, en muchos rubros.
Esta situación derivó en dilemas inevitables de los empresarios de todas las escalas. ¿Cómo afrontar la falta de ingresos y sostener la estructura de costos fijos y salarios?
En este tiempo, se han tomado algunas medidas para paliar la situación de quienes primero se vieron afectados, como son monotributistas o cuentapropistas, con fondos de asistencia o postergación de vencimientos.
Sin embargo, la escala es cada vez más grande y el sector privado teme no poder sostener su empresa. Empiezan los recortes, los acuerdos salariales buscando sobrellevar la situación con jornadas reducidas o pagos en cuotas, se dejan de pagar a algunos proveedores o se suspenden algunos contratos, entre otras decisiones. Eso, lamentablemente, ya está pasando y la cadena se estira cada día más en una rueda que venía girando con mucho esfuerzo antes de la pandemia.
Casos como el de los gimnasios o del sector turístico, no tienen perspectivas ni siquiera a un mes más para sostenerse. Aquellos que tienen más espalda ponen un esfuerzo extra hasta que pase la tormenta.
El segundo dilema: la incertidumbre. ¿Cuándo pasará la tormenta? Porque aunque termine la cuarentena, el virus durará más tiempo y quedará mucho por delante hasta que la rueda gire nuevamente.