La historia detrás del Triatlón solidario para ayudar a jóvenes que pelean por salir de la droga
Por Marcelo Marcel
Deporte y solidaridad van de la mano. Siempre. Y en Mar del Plata una demostración más se pudo dar con un IronMan que recaudó fondos para una Institución: "Ni un Pibe Menos Por La Droga". Pero para la concreción del evento bien vale repasar una serie de cuestiones que comparten un grupo de marplatenses amantes del deporte y con una clara vocación de servicio.
La organización de este evento estuvo a cargo de "Alambreman" una Asociación Civil sin fines de lucro que comenzó a tomar forma allá por el 2017.
"Al principio fuimos un grupo de amigos que nos convocaba el deporte Multidisciplina, triatlón, y carreras de calle, entre otras cosas", comenzó comentando Guillermo Indaco, uno de los referentes.
"En el camino, fue tomando otras connotaciones que incluirían la “pata solidaria” porque además de hacer lo que nos gustaba físicamente empezamos a necesitar ayudar como grupo y esto empezó a alimentar también nuestros corazones", reseñó.
El objetivo de este grupo siempre fue el de rescatar el amateurismo, "pero con algunos atletas destacados, mezclábamos entrenamiento, planes, objetivos solidarios con nuestras familias de apoyo y acompañamiento hasta que un día, ideamos hacer un triatlón entre nosotros y fue un éxito. Luego en noviembre de 2018 lo repetimos, y ahí pasó algo increíble, porque la magia de las redes sociales nos mostró y empezó a contagiarse la chispa Alambreman", manifestó.
Los que integran Alambreman confiesan que "el camino hasta hoy fue vertiginoso. Fueron varios triatlones, duatlones, acuatlones, multidisciplinas, cruces de natación, carreras de aventura, etc… Todos, con la consigna, entrenamientos abiertos (no carreras), gratuitos, solidarios y amateur".
A raíz de todo ello, comenzaron el trámite para conformar una Asociación Civil Sin Fines de Lucro y por estos días están en proceso de finalización.
"En abril de 2020 durante pandemia, cuando todo el proyecto parecía venirse abajo, la ansiedad, nos impulsó a inventar algo. Y ese algo, debía ser tan contundente que nos debería dar la motivación necesaria para saltar el contexto tan difícil como incierto y llegó la propuesta. Decidimos entrenar y realizar un Triatlon de distancia full", relataron en una reseña que entregaron a El Marplatense.
"Nosotros, atletas amateurs Alambreman y Alambrewoman, en contexto de encierro, nos propusimos nadar 3800 mts., rodar 180 km y correr después un maratón (42,195mt) en marzo 2021. Y empezamos a prepararlo", señalaron.
"El camino no fue sencillo", recuerdan hoy. "Al principio éramos 9 postulantes y llegamos a la línea de largada 7. Sabíamos que el camino sería arduo. Que probablemente podríamos no terminar el entrenamiento, y por ende no enfrentar a la bestia… y aún así, armamos un equipo que decidió encarar".
"Andrés Ferretti (entrenador full), Guillermo Indaco, Evangelina Dellepiane, Mariana Ajamil, Luciano Heredia, Pablo Rodriguez, y Nicolás Miranda fuimos corredores y la tarea de organizadores la asumieron Cecilia Cardaci y Pablo Sturm. Pero el gran equipo, fue mucho mas grande. Toda la comunidad Alambreman se involucró con el proyecto", reseñan.
"Entrenamos en nuestras casas, en nuestros patios, rodillos, en el mar empezamos a nadar en septiembre, siempre cumpliendo lo estipulado y permitido por protocolos e intentando evitar el bicho… cosa que casi todos pudimos lograr. Porque teníamos 10 meses de tiempo y no supimos nunca cuánto nos incidiría el COVID en el proyecto", manifiestan con emoción.
"En el camino también, recibimos charlas (virtuales) de referentes deportivos de enorme trayectoria que generosamente nos regalaron sus consejos y experiencias, entre ellos Nicolas Kierdelewicz desde Málaga España (ultra maratonista) y Martín Kremenchusky desde Buenos Aires (Atleta Ironman ciego). Fuimos nutriendo el proyecto porque además como siempre, tuvo un objetivo solidario, que fue apoyar a la causa de "Ni un Pibe Menos por la Droga" mediante la venta de kilómetros solidarios que serían destinados a la compra de insumos deportivos que ayuden a dicha institución a sacar pibes y pibas de la droga mediante el deporte. Causa que nos convoca, nos motiva y confluye claramente en las intenciones de Alambreman".
Tras el objetivo realizado, desde la comunidad Alambreman se "aportó en forma voluntaria los insumos necesarios para el evento. Nos regalaron frutas, aguas, bebidas isotónicas, pastafrolas, etc… un poco cada uno para que atletas y voluntarios tuviéramos lo necesario durante el evento. Hasta pollo a la parrilla tuvimos disponible en el medio de la ruta para que armáramos ese sanguche milagroso que nos ayudaría a llegar", dijeron.
"Pero el recurso mas importante que necesitamos no se puede comprar, que el recurso humano, y de eso hubo muchísimo, y fue fundamental. Y así, el 7 de marzo podríamos decir que era el día en el cual el proyecto llegaba a fin, de algún modo. Nos encontramos en el Torreón del Monje 5.40 para prepararnos. Fueron llegando voluntarios y amigos que nos cuidarían en el agua durante el trayecto de natación. 6.34 am con un sol que nos daba la bienvenida en el este... Entramos al agua los 7 atletas y algunos kayaks… Paso poco las de una hora y ya estábamos afuera, listos para desprendernos de la piel negra de neoprene y comenzar a pedalear camino a Mar chiquita", recuerdan.
El circuito propuesto era del Torreón al Peaje de Mar Chiquita, luego 5 vueltas Mar Chiquita – Santa Clara para en la vuelta final y luego de unos 150 km ya en las piernas encarar el último tramo que nos llevaría a CAMET, donde finalizaba el trayecto en bici.
"Ahora -agregan- empezaba el verdadero desafío, los que ya habían hecho esta distancia, dicen que la prueba empieza ahí y que regular el ritmo de trote lo es todo. La tarde fue pasando, los kms también, el trayecto trazado nos proponía 4 vueltas a parque Camet y luego 3 idas con sus respectivas vueltas a Camet hacia Plaza España, donde culminaría el evento".
"Cada uno a su manera, enfrentó cansancios, calambres, dolores intensos, pero gracias a haber hecho los deberes pudimos sobrellevar los momentos difíciles. Pero claramente lo que nos permitió terminar a todos fue el equipo. El grito, la palabra alentadora, la mirada asombrada y tierna de nuestras parejas, amigos, madres y padres. Los hijos que pusieron el plus llevaron un ejemplo que quizás no olviden. Nos vieron superar una meta muy difícil y ayudar a desconocidos con la profunda convicción de aportar un granito de arena a un futuro mejor para todos y todas, para ellos", relataron.
El tramo final de la aventura cuenta que "al llegar la tarde noche de a poco fuimos llegando uno a uno y fundiéndonos en cada cruce de meta en un abrazo interminable, llenos de emoción… por los sueños cumplidos, por el desafío deportivo, por la amistad y lazos que trazamos en este año de entrenamientos, charlas técnicas, salidas de madrugada a rodar y el esfuerzo que cada uno puso por vender los km. Lo logramos, lo logramos por "Ni un Pibe Menos por la Droga" y por cada uno de nosotros y nuestros seres queridos. Pero especialmente el logro mas grande se lo ganó el gran equipo que formamos", manifestaron emocionados, sin dejar de agradecer a quienes acompañaron y son parte de lo que ellos definen como la comunidad "Alambreman" sin olvidar a quienes son las "Alambrewoman".