Entre disparos y granadas, la historia de un periodista marplatense en Bolivia
La tensa situación que se vive en Bolivia desde las elecciones del 20 de octubre ya causó más de 20 muertos y miles de heridos, según informaron fuentes oficiales. En los medios de toda latinoamérica se replicaron imágenes de los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad, los simpatizantes y los detractores del ex presidente Evo Morales.
Entre los periodistas extranjeros que viajaron a cubrir el día a día de la convulsión política y social boliviana se encuentra el marplatense Mariano García, de Telefé, quien dialogó con Radio Mitre Mar del Plata sobre su experiencia como corresponsal.
"Es dramático", comienza García. Cuenta que estuvo en Santa Cruz de las Sierras, el territorio fuerte del mayor opositor ultrareligioso Fernando Camacho, y que luego viajó a La Paz. "Vi un panorama muy radicalizado", expresa. En la capital, los grupos estaban divididos "muy claramente", lo que fomentaba los incidentes y encuentros violentos.
En esos disturbios trabajaba García junto a su equipo, encargándose de recopilar testimonios e imágenes de la forma más objetiva posible, dice. "Uno de mis compañeros fue herido por un golpe de granada y recibimos gases lacrimógenos, pero todo cambió cuando entrevisté a Camacho y tuvimos un intercambio de ideas fuerte", comenta.
A partir de entonces, su imagen se difundió entre los manifestantes y los medios de comunicación partidarios. "En Bolivia me vincularon con los seguidores de Evo Morales, decían que era un agente infiltrado de Cuba, cuando estaba haciendo mi trabajo imparcial, y todo es a causa de que la situación allá hoy es muy extrema", recuerda el periodista. Allá, lo llamaban "gaucho comunista".
"Salíamos a las calles y nos gritaban insultos o nos saludaban por nuestros nombres y apellidos, por más de que estábamos en un país extranjero", manifiesta, para luego agregar: "En algunos lados te atacaban y en otros te hacían sentir como un rockstar dependiendo de quién simpatizaba esa gente".
La situación se tornó tan inestable que debieron abandonar el país. "Me la pasaba analizando cómo salir y, al final, nos sacó la gente del Escuadrón Alacrán del hotel, nos llevaron a la embajada y de ahí tomamos un vuelo hasta Argentina", comenta. Cuatro personas con ametralladoras entraron a su alojamiento, cargaron su equipo en una camioneta y se los llevaron.
"A las 2.15 de la madrugada nos trasladaron al aeropuerto y nos escribieron en las manos nuestro grupo sanguíneo, por si nos disparaban y nos tenían que trasfundir", continuó. Las fuerzas de seguridad tuvieron que mantener una escolta casi permanente.
"Me ha tocado estar en otros enfrentamientos, en reformas provisionales, en la toma de la catedral del 2001, pero nunca nada como esto", concluye García.