Cuando Robin no le responde a Batman
Acaso Batman –o su creador-, allá por épocas de comics, se tomó su tiempo para pensar muy bien si a sus leyendas de héroe debía sumar a algún joven maravilla. Y el solitario personaje, en el ida y vuelta de la aventura, se decidió por elegir a Robin, un ignoto joven que a la posteridad se transformó también en el mejor aliado del súper héroe.
Claro que Robin no fue “un enviado”. Fue elegido por su jefe, a quién le demostraba (con creces) lealtad, valentía y coraje para enfrentar lo que fuere para mantener en paz la famosa Ciudad Gótica. Robin era muy joven y su apoyo al “jefe” se basaba en aprender cosas para sumar. Atrás de ese juvenil rostro cubierto con una máscara, se encargó de ayudar y, por sobre todo, serle fiel a su famoso compañero (Batman), héroe de las historietas. Y el joven maravilla pasó a ocupar un lugar con su nombre sumando su nombre al mítico personaje esmascarado.
Las cosas en Mar del Plata, desde lo político, parecen en algunos puntos, cosas de comics, pero en realidad son serias, muy serias. Más, si se trata cuando alguien gobierna, administra.
Las últimas horas marcaron a fuego la inexperiencia o la ineptitud de quienes creen, enviados por fulano, que están en condiciones de organizar “algo”. Máxime si ese “algo” es ni más ni menos que la visita del Presidente de la Nación y de la gobernadora de la provincia de Buenos Aires. El joven maravilla aparecía nervioso, permanentemente con un celular, timorato, mientras “impartía” órdenes que jamás fueron entendidas.
El joven maravilla, con la soberbia que le hace inflar el pecho por su condición de “enviado”, llegó a un barrio de la ciudad (Belisario Roldán) y allí se esperaba a Macri, a Vidal y a Arroyo. Llegó una hora antes y, cuando lo hizo, se enteró de lo que es un barrio de la ciudad. Un barrio, –como todos- de gente laburante, aquella que sufre para llegar a fin de mes, la misma que se ilusiona con algún anuncio para mejorar. Con acuerdo y desacuerdos políticos e ideológicos.
Siete minutos y 14 segundos duró el acto de Macri y Vidal en Belisario Roldán. A cargo, el joven maravilla. Resultado, el que todos conocimos. Triste, lamentable, plagado de ineptitud organizativa, propio de los soberbios que, enviados por fulano, creen saber todo y casi no saben nada.
Pese al gesto de Macri y Vidal hacia Arroyo, el joven maravilla no supo controlar ninguna situación y Mar del Plata volvió a ser lamentable noticia nacional. Después de lo que pasó, ¿volverán Macri y Vidal próximamente?. De ser así, tendría que estar Batman y no dejar sólo a Robin.
Es cierto: como a todo joven, hay que esperarlo. Quizás le dieron demasiada responsabilidad pero en definitiva él aceptó. O como aseguran algunos, él solo se la atribuyó.
En esta municipalidad hay un Robin que parece no querer que a Batman le vaya bien. Por el contrario con sus errores, soberbia y decisiones inconsultas, ayuda a que la batalla la gane finalmente el Guasón. Hay que pensar en la ciudad. En la nuestra, en la real. Mar del Plata no es Ciudad Gótica porque no es una ficción.
En fin. En tiempos de internas feroces, no sólo la gente debe ajustarse el cinturón. Muchos funcionarios al menos piensan en ajustar su cinto.