Bares y cafés, los viejos conocidos escenarios para ver fútbol
El fútbol en Argentina volvió a ser codificado, lo que conllevó a revivir un fenómeno que se había olvidado en los últimos años con la implementación del Fútbol Para Todos: los bares y cafés como lugares para ver deporte. La gente que no compró el “pack fútbol” los utiliza para saciar las ganas de ver un partido, generando una situación que no se da en las canchas. Hinchas de ambos equipos comparten el mismo escenario sin violencia.
El fin de semana del superclásico entre River y Boca hizo notar aún más el renacimiento de esta tendencia. Sin embargo, hubo otros eventos deportivos que convocaron a las masas a lugares gastronómicos, como la pelea de boxeo entre Floyd Mayweather y el campeón de MMA, Connor McGregor.
Los comercios consultados por El Marplatense brindaron un panorama amplio de cómo se desarrolla esta actividad en la ciudad. Algunos de ellos, bares principalmente, no ofrecen ningún tipo de descuentos ni beneficios por ir a ver un partido, pero los lugares se llenan igual. El nivel de consumo varía en los locales gastronómicos, pero los grupos suelen gastar más de los 300 pesos que cuesta el pack.
El gerente de un bar de la zona Constitución consultado por este medio, contó que abrió su local una hora antes de lo previsto para poder transmitir los partidos. Por más que sean las seis de la tarde, la cocina funciona activamente y se venden las características papas, pizzas y picadas. El descuento recae en el “Happy hour”, que consiste en dos pintas de cerveza al mismo precio.
En los cafés de zona centro o Güemes, se venden tanto infusiones como cerveza. Las medialunas y los acompañantes del alcohol salen por igual. Incluso, algunas mesas arrancan con un cortado, para luego continuar con la cerveza y rellenar con alimento los 90 minutos que dura un partido.
La particularidad se da cuando hay dos rivales en el mismo escenario. Si bien hay locales que cuentan con parcialidad mayoritaria, suelen ser lugares compartidos. El fútbol es una pasión argentina que que se vive con fervor en cualquier lado. Ahora, con muchas personas negándose a pagar el servicio, los bares y cafés vuelven al centro de la escena y, allí, no parece haber tanta violencia.