Balón gástrico: una alternativa no quirúrgica para bajar de peso
Después de intentar con todo dietas estrictas y suplementos milagrosos, muchas personas se cansan de pelearla solas contra los kilos de más.
El balón gástrico no quirúrgico empieza a sonar fuerte en Argentina, como una alternativa real para quienes buscan resultados sin tener que meterse en un quirófano. No hay cortes, no hay puntos. Es rápido, ambulatorio y, bien acompañado, con profesionales locales líderes en el sector. Puede ser un antes y un después.
¿Qué es el famoso balón gástrico?
Parece algo de otro planeta, pero es más sencillo de lo que suena. Se trata de un globito blando, de silicona, que te colocan en el estómago a través de una endoscopia (por la boca, sin necesidad de cirugía). Una vez adentro, lo inflan con aire. ¿El objetivo? Que te sientas lleno más rápido, comas menos y no estés todo el tiempo pensando en picar algo.
Existen diferentes tipos de balones, por ejemplo, el balón gástrico de Spatz, es ajustable, el único en el mundo que se puede ajustar al estómago.
Todo el procedimiento dura menos de una hora, no necesitás internarte y ese mismo día ya estás de vuelta en tu casa.
Podés contactarles para ver si se puede hacer el procedimiento en Mar del Plata o en alguna ciudad cerquita.
¿Y esto es para cualquier persona?
No, pero sí para muchísima gente. Está pensado para personas con un IMC entre 30 y 40, lo que sería sobrepeso importante u obesidad. Especialmente para quienes ya probaron de todo y no pudieron sostenerlo en el tiempo. Y también para quienes no quieren pasar por una cirugía invasiva, pero buscan una solución seria.
¿Y cuánto se baja?
Depende de cada persona, pero los números son bastante alentadores. Hay quienes pierden entre un 10 % y un 15 % de su peso en seis meses. O sea, alguien que pesa 100 kilos puede bajar entre 10 y 15. Esto no es automático: tenés que acompañarlo con cambios en la alimentación, moverte un poco más y tener constancia.
Y lo mejor es que no se trata solo de verse mejor. Bajar de peso también puede ayudar a controlar la presión, regular el azúcar si tenés diabetes tipo 2, y hasta dormir mejor si sufrís apnea. Es salud, posta.
No es solo adelgazar: es cambiar el chip
El balón gástrico puede ser el empujón que muchos necesitaban para cambiar el chip. Te ayuda a arrancar, pero después el laburo es tuyo. Y cuando el cuerpo empieza a responder, también se empieza a sentir otra cosa: más energía, más seguridad, más ganas.
Entre sus ventajas más claras:
- No hay bisturí: es rápido, sin cirugía y sin internación larga.
- Se puede sacar: si no te va bien o el médico lo indica, se retira sin problema.
- Tenés un equipo que te acompaña: según el tratamiento incluye nutrición, psicología y seguimiento médico. Porque esto no se hace solo.
No es solo qué comés, sino por qué comés. Y eso se trabaja con tiempo y con gente que sepa acompañarte.
¿Y los efectos secundarios?
Como todo procedimiento, tiene lo suyo. Los primeros días pueden venir con náuseas, sensación de hinchazón o algún que otro malestar. Es el cuerpo adaptándose. En la mayoría de los casos, esos síntomas desaparecen en menos de una semana.
¿Puede haber complicaciones? Sí, pero son poco frecuentes. Si hay vómitos que no paran o el cuerpo no tolera el balón, se puede sacar antes. Por eso es clave hacer los controles y no colgarse. Esto no es magia. Es un tratamiento, y como tal, hay que tomárselo en serio.
Acá no hay milagros, hay compromiso
El balón no te va a hacer bajar de peso mientras seguís comiendo igual y sin moverte. Es una herramienta, no una varita mágica. Si no cambiás los hábitos, tarde o temprano volvés al mismo lugar.
Y no hay que subestimar la parte emocional. Muchas veces comemos por ansiedad, por angustia, por estrés. Por eso, el laburo con el psicólogo para bajar de peso es tan importante como el plan de comidas o el seguimiento médico.
¿Y entonces, es para vos?
Si venís renegando con el peso, si sentís que ya probaste todo y nada te dio resultado, capaz el balón gástrico sea lo que estás buscando. No es una solución mágica, ni una salida rápida. Pero puede ser una gran herramienta si estás dispuesto a comprometerte, acompañado por profesionales y con ganas de hacer un cambio real.
La mayoría de los que lo probaron dicen lo mismo: no se trata solo de lo que bajás, sino de lo que recuperás. Vitalidad, autoestima, ganas. Y eso, no tiene precio.
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