A los 99 años murió el cardenal Estanislao Karlic, arzobispo emérito de Paraná
En mayo fue internado por un paro cardíaco y sometido a una operación para implantarle un marcapasos.
El cardenal Estanislao Esteban Karlic, arzobispo emérito de Paraná, murió hoy a los 99 años en el Hogar Sacerdotal Jesús Buen Pastor, donde residía debido al deterioro de su salud, según informó el arzobispado de Paraná.
“Con profundo pesar informamos que hoy, viernes 8 de agosto, el cardenal Estanislao Esteban Karlic partió a la casa del Padre. Junto a nuestro arzobispo monseñor Raúl Martín y nuestro arzobispo emérito, monseñor Juan Alberto Puiggari, como Iglesia en Paraná encomendamos su alma a nuestra Madre del Rosario. Rogamos una oración por su eterno descanso”, expresó el comunicado oficial de la arquidiócesis, firmado por el vicario general, monseñor Eduardo Tanger, y difundido en redes sociales.
Karlic, nacido el 7 de febrero de 1926 en Oliva, provincia de Córdoba, tuvo una destacada trayectoria eclesiástica. Hijo de Juan, maestro mayor de obra, y Emilia, estudió en el Seminario Mayor de Córdoba y en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma, donde obtuvo una licenciatura en Teología. Ordenado sacerdote, fue superior de la sección de filosofía del Seminario Mayor de Córdoba.
En 1977, el papa Pablo VI lo nombró obispo titular de Castrum y auxiliar de Córdoba, y en 1983 asumió como arzobispo coadjutor y administrador apostólico de Paraná, sucediendo a monseñor Adolfo Servando Tortolo en 1986. Presidió la Conferencia Episcopal Argentina entre 1996 y 2002, y en 2007 fue creado cardenal por el papa Benedicto XVI.
En mayo, Karlic fue internado por un paro cardíaco y sometido a una operación para implantarle un marcapasos. Tras su alta, recibió una llamada del papa León XIV, quien le expresó su cercanía y oraciones. Aunque débil, el cardenal se mostró conmovido por el gesto del pontífice, con quien mantenía una antigua amistad desde que este era prior general de la Orden de San Agustín, a la cual Karlic se unió en 2005.
Al conmemorar sus 45 años de ordenación episcopal, el cardenal expresó a AICA: “La alegría de pensar que el Señor me dio la gracia de continuar la tradición de los doce apóstoles como obispo, me conmueve. Es un agradecimiento profundo, porque me permitió este servicio que exige mi santidad, para que haya podido, como sucesor de los apóstoles, seguir el misterio de salvación para la Iglesia, que es para el mundo entero”.
Fuente: con información de AICA
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