A 70 años del bombardeo a Plaza de Mayo: la masacre que intentó asesinar a Perón y marcó a fuego la historia argentina
El 16 de junio de 1955, aviones de la Armada y sectores de la Fuerza Aérea lanzaron bombas y ametrallaron la Casa Rosada y sus alrededores en un intento de golpe de Estado. El ataque dejó más de 350 muertos y 1200 heridos, en su mayoría civiles.
Ese mediodía, Buenos Aires fue escenario de uno de los hechos más atroces de la historia nacional: la Aviación Naval bombardeó la Plaza de Mayo con el objetivo de asesinar al presidente Juan Domingo Perón y derrocar al gobierno constitucional. La masacre fue parte de una conspiración cívico-militar que incluyó a dirigentes opositores, sectores eclesiásticos y altos mandos castrenses.
Los ataques comenzaron a las 12:40. Más de 30 aviones Avro Lincoln y Catalinas, con insignias de “Cristo Vence” pintadas en sus fuselajes, arrojaron 9.500 kilos de explosivos sobre la Casa Rosada y los alrededores, mientras la plaza estaba llena de personas que se habían acercado para presenciar un desfile aéreo convocado por el gobierno. Una de las bombas impactó de lleno en un trolebús repleto de pasajeros. En total, se contabilizaron más de 350 muertos y más de 1200 heridos, incluyendo mujeres, niños y transeúntes indefensos.
El presidente logró escapar a tiempo hacia el Ministerio de Guerra, alertado por informes de inteligencia que advertían sobre el posible levantamiento. Mientras tanto, la Confederación General del Trabajo (CGT) convocó a movilizarse hacia la Plaza en defensa del gobierno, pero la multitud fue nuevamente atacada por los aviones sublevados.

La rebelión fracasó. El Ejército se mantuvo leal a Perón y repelió el alzamiento. Muchos de los sublevados huyeron hacia Montevideo, Uruguay, a bordo de los aviones utilizados en el ataque, donde fueron recibidos por militares afines como Carlos Guillermo Suárez Mason.
Esa noche, Perón se dirigió al país por cadena nacional: “Les pido que refrenen su propia ira; que se muerdan, como me muerdo yo en estos momentos”, dijo, en un discurso donde pidió calma y prometió justicia, aunque los responsables nunca cumplieron las condenas.
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En agosto de ese año, un consejo de guerra condenó a cadena perpetua al almirante Samuel Toranzo Calderón y dictó distintas penas para los principales responsables. Sin embargo, todos fueron liberados tras el golpe de septiembre de 1955 que derrocó a Perón e instauró la autodenominada Revolución Libertadora.
Muchos de esos nombres reaparecerían décadas más tarde, ligados a los crímenes de la última dictadura militar. Emilio Massera, Oscar Montes, Orlando Agosti y el propio Suárez Mason fueron actores clave del terrorismo de Estado iniciado en 1976.
Setenta años después, el bombardeo a Plaza de Mayo sigue siendo un crimen de lesa humanidad que mancha la historia argentina y representa un antecedente directo de los horrores que vendrían. Durante años fue ocultado, silenciado y minimizado. Hoy, la memoria lo rescata como lo que fue: un ataque terrorista perpetrado desde el propio Estado contra su pueblo.
Fuente: Infobae
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